Cantares 4:10 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Alabanzas del esposo
EL ESPOSO:
4 Cuán [a] hermosa
eres, amada[b] mía.
Cuán[c] hermosa eres.
Tus ojos son como palomas detrás de tu velo;
tu cabellera, como rebaño de cabras
que descienden del monte Galaad.
2 Tus dientes son como rebaño de ovejas trasquiladas
que suben del lavadero,
todas tienen mellizas,
y ninguna de ellas ha perdido su cría[d].
3 Tus labios son como hilo de escarlata,
y tu boca, encantadora.
Tus mejillas[e], como mitades de granada
detrás de tu velo.
4 Tu cuello, como la torre de David
edificada con hileras de piedras[f];
miles de escudos cuelgan de ella,
todos escudos de los valientes.
5 Tus dos pechos, como dos crías
mellizas de gacela,
que pacen entre lirios.
6 Hasta que sople la brisa del día
y huyan las sombras,
me iré al monte de la mirra
y al collado del incienso.
Cuán[c] hermosa eres.
Tus ojos son como palomas detrás de tu velo;
tu cabellera, como rebaño de cabras
que descienden del monte Galaad.
2 Tus dientes son como rebaño de ovejas trasquiladas
que suben del lavadero,
todas tienen mellizas,
y ninguna de ellas ha perdido su cría[d].
3 Tus labios son como hilo de escarlata,
y tu boca, encantadora.
Tus mejillas[e], como mitades de granada
detrás de tu velo.
4 Tu cuello, como la torre de David
edificada con hileras de piedras[f];
miles de escudos cuelgan de ella,
todos escudos de los valientes.
5 Tus dos pechos, como dos crías
mellizas de gacela,
que pacen entre lirios.
6 Hasta que sople la brisa del día
y huyan las sombras,
me iré al monte de la mirra
y al collado del incienso.
7 Toda tú eres hermosa, amada mía,
y no hay defecto en ti.
8 Ven conmigo desde el Líbano, esposa mía,
ven conmigo desde el Líbano.
Baja[g] desde la cumbre del Amaná,
desde la cumbre del Senir y del Hermón,
desde las guaridas de leones,
desde los montes de leopardos.
9 Has cautivado mi corazón, hermana mía, esposa mía;
has cautivado mi corazón con una sola mirada de tus ojos,
con una sola hebra de tu collar.
10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana mía, esposa mía!
¡Cuánto mejores tus amores que el vino,
y la fragancia de tus ungüentos
que todos los bálsamos!
11 Miel virgen destilan tus labios, esposa mía,
miel y leche hay debajo de tu lengua,
y la fragancia de tus vestidos es como la fragancia del Líbano.
12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía,
huerto[h] cerrado, fuente sellada.
13 Tus renuevos son paraíso[i] de granados,
con frutas escogidas, alheña y[j] nardos,
14 nardo y azafrán, cálamo aromático y canela,
con todos los árboles de incienso,
mirra y áloes, con todos los mejores bálsamos.
15 Tú eres fuente de huertos,
pozo de aguas vivas,
y corrientes que fluyen del Líbano.
y no hay defecto en ti.
8 Ven conmigo desde el Líbano, esposa mía,
ven conmigo desde el Líbano.
Baja[g] desde la cumbre del Amaná,
desde la cumbre del Senir y del Hermón,
desde las guaridas de leones,
desde los montes de leopardos.
9 Has cautivado mi corazón, hermana mía, esposa mía;
has cautivado mi corazón con una sola mirada de tus ojos,
con una sola hebra de tu collar.
10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana mía, esposa mía!
¡Cuánto mejores tus amores que el vino,
y la fragancia de tus ungüentos
que todos los bálsamos!
11 Miel virgen destilan tus labios, esposa mía,
miel y leche hay debajo de tu lengua,
y la fragancia de tus vestidos es como la fragancia del Líbano.
12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía,
huerto[h] cerrado, fuente sellada.
13 Tus renuevos son paraíso[i] de granados,
con frutas escogidas, alheña y[j] nardos,
14 nardo y azafrán, cálamo aromático y canela,
con todos los árboles de incienso,
mirra y áloes, con todos los mejores bálsamos.
15 Tú eres fuente de huertos,
pozo de aguas vivas,
y corrientes que fluyen del Líbano.
LA ESPOSA:
16 Despierta, viento
del norte[k],
y ven, viento del sur[l];
haced que mi huerto exhale fragancia,
que se esparzan[m] sus aromas[n].
Entre mi amado en su huerto
y coma sus mejores frutas.
y ven, viento del sur[l];
haced que mi huerto exhale fragancia,
que se esparzan[m] sus aromas[n].
Entre mi amado en su huerto
y coma sus mejores frutas.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
LA CORRECCIÓN DUELE.
“¿Acaso olvidaron las
palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo:
«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del SEÑOR y no te des por vencido
cuando te corrige. Pues el SEÑOR disciplina a los que ama y castiga a todo el que
recibe como hijo»” Hebreos 12:5-6 (NTV).
La Biblia nos dice que Dios corrige a todo aquel que
lo recibe como Padre, entonces cuando Él vea que nos dirigimos por caminos que
no son buenos, nos reprenderá. Quizá la corrección duela y tengamos que asumir
las consecuencias, pero todo eso ayudará a que podamos recapacitar y volver al
camino que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros.
Por tanto, si el
sendero que estás siguiendo te están alejando de los propósitos de Dios, debes
volver tu mirada a Él y permitir que te corrija; el proceso dolerá pero tendrás
como resultado una vida llena de paz y rectitud.
Giovana Aleman
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Inmenso amor.
Después que Adán y Eva pecaron,
al comer el fruto prohibido, tuvieron miedo y al ver que Dios los buscaba se escondieron.
El Señor sabía con exactitud todo lo que había ocurrido, pero quería que lo
confesaran; sin embargo, cada uno echó la culpa al otro sin reconocer su
desobediencia. Como resultado fueron echados del Edén pero antes Dios hizo
túnicas de pieles y los vistió.
Podríamos esconder de las
personas los pecados que cometemos, fingir que somos íntegros pero es vano
nuestro esfuerzo porque ante Dios nada está encubierto. “Y no hay cosa creada
que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están
desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”
Hebreos 4:13 (RVR1960)
El pecado trae consigo emociones
negativas que nublan el perdón que Dios nos brinda, pues así como a Adán y Eva
los vistió, sacrificando un animal sin culpa para proveer cobertura para ellos,
tenemos redención en Jesús a pesar de haber fallado.
La gracia inmerecida que Dios nos
da no tiene comparación con nada en esta vida, y debe ser lo que nos motive
siempre a volver a Él, a ser sinceros y humildes para buscarlo y confesar todo
lo malo, porque tenemos la seguridad de que nos recibirá con amor y limpiará
nuestra vida.
Parte de un himno muy conocido
dice: “Sublime gracia del Señor que a un infeliz salvó, fui ciego mas hoy veo
yo, perdido y Él me halló. Su gracia me enseñó a temer, mis dudas ahuyentó, Oh
cuán precioso fue mi ser cuando él me transformó. Ya libre soy, Dios me salvó y
mis cadenas ya el rompió y como un río fluye el perdón. Sublime gracia inmenso
amor…”
¡Su perdón es la muestra de su
inmenso amor por ti!
“Venid luego, dice Jehová, y
estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca
lana.” Isaías 1:18 (RVR1960)
Soraida Fuentes
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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