Cantares 2:4 La Biblia de
las Américas (LBLA)
LA ESPOSA:
2 Yo soy la rosa[a] de Sarón,
el lirio de los valles.
el lirio de los valles.
EL ESPOSO:
LA ESPOSA:
3 Como el manzano[d] entre los
árboles del bosque,
así es mi amado entre los jóvenes[e].
A su sombra placentera[f] me he sentado,
y su fruto es dulce a mi paladar.
4 Él me ha traído a la sala del banquete[g],
y su estandarte sobre mí es el amor.
5 Sustentadme con tortas de pasas,
reanimadme con manzanas[h],
porque estoy enferma de amor.
6 Esté su izquierda bajo mi cabeza
y su derecha me abrace.
así es mi amado entre los jóvenes[e].
A su sombra placentera[f] me he sentado,
y su fruto es dulce a mi paladar.
4 Él me ha traído a la sala del banquete[g],
y su estandarte sobre mí es el amor.
5 Sustentadme con tortas de pasas,
reanimadme con manzanas[h],
porque estoy enferma de amor.
6 Esté su izquierda bajo mi cabeza
y su derecha me abrace.
EL ESPOSO:
7 Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalén,
por las gacelas o por las ciervas del campo,
que no levantéis ni despertéis a mi amor,
hasta que quiera.
por las gacelas o por las ciervas del campo,
que no levantéis ni despertéis a mi amor,
hasta que quiera.
LA ESPOSA:
8 ¡Una voz! ¡Mi amado!
He aquí, él viene,
saltando por los montes,
brincando por los collados.
9 Mi amado es semejante a una gacela o a un cervatillo[i].
He aquí, se detiene detrás de nuestro muro,
mirando por las ventanas,
atisbando por las celosías.
He aquí, él viene,
saltando por los montes,
brincando por los collados.
9 Mi amado es semejante a una gacela o a un cervatillo[i].
He aquí, se detiene detrás de nuestro muro,
mirando por las ventanas,
atisbando por las celosías.
10 Mi amado habló[j], y me dijo:
«Levántate, amada mía, hermosa mía,
y ven conmigo.
11 Pues mira, ha pasado el invierno,
ha cesado la lluvia y se ha ido.
12 Han aparecido las flores en la tierra;
ha llegado el tiempo de la poda[k],
y se oye la voz de la tórtola en nuestra tierra.
13 La higuera ha madurado sus higos,
y las vides en flor han esparcido su fragancia.
Levántate amada mía, hermosa mía,
y ven conmigo».
«Levántate, amada mía, hermosa mía,
y ven conmigo.
11 Pues mira, ha pasado el invierno,
ha cesado la lluvia y se ha ido.
12 Han aparecido las flores en la tierra;
ha llegado el tiempo de la poda[k],
y se oye la voz de la tórtola en nuestra tierra.
13 La higuera ha madurado sus higos,
y las vides en flor han esparcido su fragancia.
Levántate amada mía, hermosa mía,
y ven conmigo».
EL ESPOSO:
14 Paloma mía, en las grietas de la peña[l],
en lo secreto de la senda escarpada[m],
déjame ver tu semblante,
déjame oír tu voz;
porque tu voz es dulce,
y precioso tu semblante.
en lo secreto de la senda escarpada[m],
déjame ver tu semblante,
déjame oír tu voz;
porque tu voz es dulce,
y precioso tu semblante.
EL CORO:
15 Cazadnos las zorras,
las zorras pequeñas[n] que arruinan las viñas,
pues nuestras viñas están en flor.
las zorras pequeñas[n] que arruinan las viñas,
pues nuestras viñas están en flor.
LA ESPOSA:
16 Mi amado es mío, y yo soy suya;
él apacienta su rebaño entre los lirios.
17 Hasta que sople la brisa del día y huyan las sombras,
vuelve, amado mío, y sé semejante a una gacela
o a un cervatillo[o] sobre los montes de Beter[p].
él apacienta su rebaño entre los lirios.
17 Hasta que sople la brisa del día y huyan las sombras,
vuelve, amado mío, y sé semejante a una gacela
o a un cervatillo[o] sobre los montes de Beter[p].
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
A la cuarta vigilia.
“Mas a la cuarta
vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.” Mateo 14:25.
Jesús y sus
discípulos habían terminado de alimentar a más cinco mil personas. Luego, casi
inmediatamente, el Señor hizo entrar a sus discípulos en una barca, para que
cruzaran el mar hacia Capernaum, pero Él no subió a la barca con ellos, porque
todavía estaba despidiendo a la multitud para después subir al monte a orar.
“Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.” Mateo 14:24.
“Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.” Mateo 14:24.
Los discípulos
estaban enfrentando un problema grande y luchando por sobrevivir; sin embargo,
Jesús, quien conoce todos los problemas que sus hijos atraviesan, no fue al
instante a socorrerlos. Esperó hasta la cuarta vigilia para ir y ayudarlos.
¿Sabes qué significa eso? Que el Señor fue entre las 3 y 6 de la mañana. Esto
quiere decir que los discípulos estaban naufragando entre 9 y 12 horas en medio
del mar.
¿Te imaginas cómo
estuvieron los discípulos durante ese tiempo? Seguramente con miedo y
desesperados por no saber qué hacer. Imagino que gritaron a Jesús para que los
ayudara, pero nada, Él no aparecía y la tormenta seguía.
¿Alguna vez has
sentido que Jesús no escucha tus oraciones? ¿Has clamado por tu situación y
parece que a Jesús no le importa?
Todo indicaba que
Jesús los había abandonado. Sin embargo, Él estaba orando, mientras sus discípulos
estaban enfrentando esa dificultad. (Mateo 14:22-23) Dios no puede abandonar a
sus hijos ni dejarlos solos, porque son creación suya.
Quizás, al igual que
a los discípulos estás en medio de un problema, luchando y atemorizado por lo
que pueda pasar. Tal vez sientes que Dios te ha abandonado o te ha dejado
luchando solo. Pero no es verdad, porque aunque tú no veas al Señor o no
sientas su presencia por la circunstancia que estás atravesando, Él no dejará
de protegerte.
“Entonces, ¿quién nos
condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por
nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e
intercede por nosotros.” Romanos 8:34 (NTV)
Dios jamás te
abandonará y no siempre vendrá a ayudarte la primera, segunda o tercera
vigilia, sino a la cuarta. Ten fe y confía en que Él llegará y solucionará tu
situación. “Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces
los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente
eres Hijo de Dios.” Mateo 14:32-33.
Si piensas que Jesús
está de brazos cruzados viéndote como sufres, recuerda que Él está
intercediendo por ti.
Diego Jora
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
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Descansar es una terapia…
Cada día enfrentamos
una dura batalla en la que a veces perdemos y otras ganamos, pero a pesar de
salir victoriosos en diferentes oportunidades podemos cansarnos, sin sentir
deseos o entusiasmo por continuar luchando, nos sentimos frustrados o
simplemente sin fuerzas ¿Te ha pasado?
Para empezar es
necesario comprender que eres humano, no un súper héroe con poderes sobre
naturales, por tanto tienes derecho a cansarte o agotarte por lo duro que ha
sido el día. Por esta razón es primordial que te des tiempo para DESCANSAR y
después puedas levantarte con nuevas fuerzas.
En esta oportunidad
quisiera compartir contigo la historia de un gran hombre de Dios que se cansó
después de haber tenido una gran victoria:
“Y él se fue por el
desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando
morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que
mis padres.
Y echándose debajo
del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo:
Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida
sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.
Y volviendo el ángel
de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo
camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella
comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
Y allí se metió en
una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo:
¿Qué haces aquí, Elías? 1 Reyes 19:4-9
Este pasaje muestra
la historia de Elías. Fue utilizado por Dios para frenar la idolatría,
venciendo a 400 profetas seguidores de Baal, a consecuencia de este hecho la
esposa del rey lo buscó para matarlo, pero él escapó y llegó al punto de no
querer vivir ¿Elías tenía miedo a una mujer después de haber derrotado a 400
hombres? No, no era miedo o cobardía, sino cansancio.
El Señor sabía el
estado en el que se encontraba Elías por lo que no escuchó sus palabras, sino
que le permitió descansar, lo alimentó, el profeta durmió y Dios volvió a
alimentarlo hasta que recuperó sus fuerzas. Posteriormente a esta terapia le
preguntó: ¿Qué haces aquí?
Cuando estamos
cansados o frustrados podemos tener pensamientos equivocados; podemos creer que
ya no podemos más, que no somos capaces o que es demasiado para nosotros, pero
esto no es así. Si te encuentras débil por las luchas que has tenido o agotado
por el desierto que estás enfrentado, necesitas descansar.
Te animo a entregar
tus fuerzas al Señor para que cuide de ti, pero no te rindas, aún tienes un
largo camino por recorrer.
Shirley Chambi
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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