Apocalipsis
19:10 La Biblia de las Américas
Anuncio de las bodas del Cordero
6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas
aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía:
¡Aleluya!
Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.
7 Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria,
porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado.
8 Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio,
porque las acciones justas de los santos son[b] el lino fino.
Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.
7 Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria,
porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado.
8 Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio,
porque las acciones justas de los santos son[b] el lino fino.
9 Y el ángel me dijo*: Escribe: «Bienaventurados los que están
invitados[c] a
la cena de las bodas del Cordero». Y me dijo*: Estas son palabras verdaderas de
Dios. 10 Entonces caí a sus pies para
adorarle. Y me dijo*: No hagas eso[d];
yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús;
adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Perdidos en el mar?
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
En una ciudad de la costa de donde salían en aquel tiempo
grandes buques veleros que tardaban casi un año en regresar, el pastor
acostumbraba imprimir un informe estadístico de fin de año.
Un año los fieles se dieron cuenta de una nota desacostumbrada.
Entre los registros que indicaban hechos y cifras de sucesos en el año se
hallaba esta nota: “Perdidos en el mar: 9”.
Los miembros de la congregación no sabían de ningún naufragio
que hubiese acontecido entre los miembros de la iglesia durante aquel año; por lo
que alguien le preguntó al pastor qué quería decir aquello.
-Bueno- contestó él- Durante el año, once familias han estado
orando por los que salían al mar; como sólo oí a dos familias dar gracias
públicamente al Señor por el retorno a salvo de sus seres queridos, he asumido
que los restantes nueve se perdieron, por eso los incluí en el informe.
La mayor parte de la gente es experta en pedirle a Dios muchas
cosas: Casas, trabajo, dinero, salud, una pareja, viajes, etc. pero muy poca
gente se toma el tiempo de agradecerle al Señor por las bendiciones recibidas y
las oraciones contestadas.
Si bien es cierto que nadie más que Dios puede suplir nuestras
necesidades y que es al único que podemos acudir, seguros de que puede
ayudarnos, también es bueno darle gracias por todas aquellas cosas que tenemos,
por su salvación, la familia, la salud, el trabajo, etc.
No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a
Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así
experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz
de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús
Filipenses 4:6,7 (NTV)
Es verdad que nuestro agradecimiento debe ser a Dios y podemos
hacerlo en una oración privada y personal, pero también es bueno contar de las
bendiciones de Dios a los demás y dar las gracias públicamente, no por orgullo
ni queriendo presumir, sino porque eso ayuda a que la fe de los demás también
se fortalezca y crean. Por ejemplo, en Juan 11:41,42 tenemos este fragmento del
relato de la resurrección de Lázaro: “Así que corrieron la piedra a un lado.
Entonces Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme oído. Tú
siempre me oyes, pero lo dije en voz alta por el bien de toda esta gente que
está aquí, para que crean que tú me enviaste»” (NTV).
Mucha gente afirma su fe cuando escucha de las maravillas que
Dios puede hacer en nuestras vidas. Los testimonios infunden ánimo en aquellas
personas que a veces sólo se enfocan en los problemas y pierden de vista quién
es Dios y lo que puede hacer en nuestras vidas.
Sé agradecido con Dios, todo lo que poseemos y somos es gracias
a Él.
Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
El dolor es parte de la vida
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Nos guste o no, el dolor es inevitable en este mundo. Nada lo
puede erradicar de nuestras vidas. Lo terrible es que llegamos a pensar que no
deberíamos sentir ese dolor. Pero si lo tomamos como una constante en nuestro
recorrer en la vida, y no disfrutamos de los momentos de felicidad, es posible
que el dolor nos llegue a dominar, tome control sobre nosotros y nos haga
pensar que tenemos que ser infelices. Una perspectiva real es que el dolor trae
oportunidades y que Dios nos da Su paz, gozo por la seguridad de Su amor y la
confianza de la eternidad a Su lado.
En estos tiempos, todos queremos dar mensajes de esperanza. Pero
tener esperanza no significa que las cosas se nos van a hacer siempre fáciles,
que no estamos conscientes del dolor por el que están pasando muchos por
diversas circunstancias. Tener esperanza es creer que siempre se va a generar
algo bueno de todo y que después que pase la temporada que nos causa el dolor,
vendrán otras de alegrías.
Estar conscientes de que el dolor es parte de nuestra vida, y no
dejarlo impactarnos en exceso cuando llega sin aviso, nos va a ayudar a tener
una perspectiva saludable de nosotros, de nuestro mundo y de las decisiones que
tomamos antes, durante y después del dolor.
Saber esa verdad celebra nuestras expectativas y deja espacio
para el inevitable momento en que la realidad no es la que esperábamos. En
momentos como esos podemos crecer y sentirnos libres de ataduras a los dolores
del mundo. También es cuando más debemos estrechar nuestra relación con Jesús.
Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que
están soportando, como si fuera algo insólito. Al contrario, alégrense de tener
parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría
cuando se revele la gloria de Cristo.
1 Pedro 4:12-13
Elluz Peraza
CVCLAVOZ
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