Mateo 22:37-40 La Biblia de
las Américas (LBLA)
El gran mandamiento
34 Pero al oír los fariseos que Jesús había dejado callados a los saduceos, se agruparon; 35 y uno de ellos, intérprete de la ley[l], para ponerle a prueba[m] le preguntó: 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? 37 Y El le dijo: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y
con toda tu mente. 38 Este es el grande y
el primer mandamiento. 39 Y el segundo es
semejante a éste: Amaras a tu projimo como a ti mismo. 40 De estos dos
mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reconoce con humildad las bendiciones de Dios en tu vida.
El libro de Daniel
capítulo 4 relata un sueño que tuvo el rey Nabucodonosor, cuya interpretación
le fue revelada a Daniel. En los versos 28 al 37, se observa el cumplimiento de
ese sueño, el texto indica que el mencionado rey fue echado de entre los hombres
y comía hierba como los bueyes.
Este puede ser un
caso bastante fuerte y difícil de asimilar, ¿cómo un rey de la talla y con el
poder de Nabucodonosor, pudo llegar a perder la razón hasta tal punto?
El verso 30 indica
que él creía que todo lo que había alcanzado era fruto de su esfuerzo y por
ende para su gloria.
Este tipo de actitud
sigue siendo común en nuestros días, creer que todo lo que uno tiene se debe
únicamente al esfuerzo impreso, o que uno debe tener lo que desea porque lo
merece; con esto no digo que esté mal esforzarse por alcanzar una meta y
recibir los beneficios del trabajo realizado, lo malo es olvidar de quién
provienen esas bendiciones, es decir, dejar de lado a Dios.
Cada uno, al ser una
persona única, tiene una manera diferente de ser tratado, no es que todos
pasaremos por una experiencia como la del rey de la historia, pero
evidentemente será necesario pasar un proceso propio, de tal forma que podamos
comprender que nuestro sustentador es Dios y que de Él proviene la provisión
necesaria para nuestras vidas.
Nabucodonosor lo
expresa de esta manera: “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos
al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y
glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por
todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada;
y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la
tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
Al cabo del tiempo
señalado, el rey tomó la mejor decisión, reconoció la soberanía y poder de
Dios, y que todas las cosas están sujetas a Él.
De igual manera, como
Hijos suyos debemos no sólo dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas,
sino también, reconocer que en Su soberanía actúa en favor nuestro, con la
intención de atraernos a Él, tal como sucedió con el rey Nabucodonosor.
“Ahora yo
Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus
obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan
con soberbia.” Daniel 4:37 (RVR1960).
Cesia Serna
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿CONOCER SU VOLUNTAD?
"No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta." Romanos 12:2 (NTV).
Cuando nuestras vidas son transformadas, entonces la
mente se renueva y es más fácil identificar y conocer la voluntad de Dios para
nuestras vidas. Sin embargo, muchas veces nos dejamos guiar por lo que sentimos
o pensamos, tomando decisiones de manera apresurada, las cuales pudiéramos
lamentar.
Por tanto, es
importante que tengamos paciencia y permitamos que Dios nos hable por medio de
Su palabra, pues Él nos transformará en personas nuevas y colocará Sus propios
deseos en nuestro corazón para que podamos ser capaces de conocer Su voluntad
que es buena, perfecta y agradable para nuestras vidas.
Giovana Aleman
CVCLAVOZ
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