lunes, 10 de junio de 2019

NEHEMIAS 9:30 ARREPENTIMIENTO Y CONFESION - SOY TU SANADOR - ¿ POR QUE TE ESCONDES ?




Nehemías 9:30  La Biblia de las Américas (LBLA)

Arrepentimiento y confesión

El día veinticuatro de este mes se congregaron los hijos de Israel en ayuno, vestidos de cilicio y con polvo sobre sí.Y los descendientes[a] de Israel se separaron de todos los extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padres. Puestos de pie, cada uno en su lugar, leyeron en el libro de la ley del Señor su Dios por una cuarta parte del día; y por otra cuarta parte confesaron y adoraron al Señor su Dios. Y sobre el estrado de los levitas se levantaron Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en alta voz al Señorsu Dios.
Entonces los levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías, dijeron: Levantaos, bendecid al Señor vuestro Dios por siempre y para siempre.
Sea bendito tu glorioso nombre
y exaltado sobre toda bendición y alabanza.
Sólo tú eres el Señor.
Tú hiciste los cielos,
los cielos de los cielos con todo su ejército,
la tierra y todo lo que en ella hay,
los mares y todo lo que en ellos hay.
Tú das vida a todos ellos
y el ejército de los cielos se postra ante ti.
Tú eres el Señor Dios
que escogiste a Abram,
lo sacaste de Ur de los Caldeos
y le diste por nombre Abraham.
Hallaste fiel su corazón delante de ti,
e hiciste con él un pacto
para darle la tierra del cananeo,
del hitita, del amorreo,
del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo,
para darla a su descendencia[b].
Y has cumplido tu palabra, porque eres justo.
Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto,
y escuchaste su clamor junto al mar Rojo[c].
10 Entonces hiciste señales y maravillas contra Faraón,
contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra;
pues supiste que ellos los trataban con soberbia,
y te hiciste un nombre como el de hoy.
11 Dividiste el mar delante de ellos,
y pasaron por medio del mar sobre tierra firme;
y echaste en los abismos a sus perseguidores,
como a una piedra en aguas turbulentas[d].
12 Con columna de nube los guiaste de día,
y con columna de fuego de noche,
para alumbrarles el camino
en que debían andar.
13 Luego bajaste sobre el monte Sinaí,
y desde el cielo hablaste con ellos;
les diste ordenanzas justas y leyes verdaderas,
estatutos y mandamientos buenos.
14 Les hiciste conocer tu santo día de reposo,
y les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley
por medio[e] de tu siervo Moisés.
15 Les proveíste pan del cielo para su hambre,
les sacaste agua de la peña para su sed,
y les dijiste que entraran a poseer
la tierra que tú habías jurado darles[f].
16 Pero ellos, nuestros padres, obraron con soberbia,
endurecieron su cerviz y no escucharon tus mandamientos.
17 Rehusaron escuchar,
y no se acordaron de las maravillas que hiciste entre ellos;
endurecieron su cerviz y eligieron un jefe para volver a su esclavitud en Egipto[g].
Pero tú eres un Dios de perdón,
clemente y compasivo,
lento para la ira y abundante en misericordia,
y no los abandonaste.
18 Ni siquiera cuando se hicieron
un becerro de metal fundido
y dijeron: “Este es tu Dios
que te sacó de Egipto”,
y cometieron grandes blasfemias[h],
19 tú, en tu gran compasión,
no los abandonaste en el desierto;
la columna de nube no los dejó de día,
para guiarlos en el camino,
ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían andar.
20 Y diste tu buen Espíritu para instruirles,
no retiraste tu maná de su boca,
y les diste agua para su sed.
21 Por cuarenta años proveíste para ellos en el desiertoy nada les faltó,
sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies.
22 También les diste reinos y pueblos,
y se los repartiste con sus límites[i].
Y tomaron posesión de la tierra de Sehón, rey[j] de Hesbón,
y la tierra de Og, rey de Basán.
23 Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo,
y los llevaste a la tierra
que habías dicho a sus padres que entraran a poseerla.
24 Y entraron los hijos y poseyeron la tierra.
Y tú sometiste delante de ellos a los habitantes de la tierra, a los cananeos,
y los entregaste en su mano, con sus reyes y los pueblos de la tierra,
para hacer con ellos como quisieran.
25 Y capturaron ciudades fortificadas y una tierra fértil[k].
Tomaron posesión de casas llenas de toda cosa buena,
cisternas excavadas, viñas y olivares,
y árboles frutales en abundancia.
Y comieron, se saciaron, engordaron
y se deleitaron en tu gran bondad.
26 Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti,
echaron tu ley a sus espaldas,
mataron a tus profetas que los amonestaban[l]
para que se volvieran a ti,
y cometieron grandes blasfemias[m].
27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, que los oprimieron,
pero en el tiempo de su angustia clamaron a ti,
y tú escuchaste desde el cielo, y conforme a tu gran compasión
les diste libertadores que los libraron de mano de sus opresores.
28 Pero cuando tenían descanso, volvían a hacer lo malo delante de ti;
por eso tú los abandonabas en mano de sus enemigos para que los dominaran;
y cuando clamaban de nuevo a ti, tú oías desde el cielo
y muchas veces los rescataste conforme a tu compasión.
29 Los amonestaste[n] para que volvieran a tu ley,
pero ellos obraron con soberbia y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus ordenanzas,
las cuales si el hombre las cumple, por ellas vivirá.
Y dieron la espalda en rebeldía, endurecieron su cerviz y no escucharon.
30 Sin embargo, tú los soportaste por muchos años,
y los amonestaste[o] con tu Espíritu por medio[p] de tus profetas,
pero no prestaron oído.
Entonces los entregaste en mano de los pueblos de estas[q] tierras.
31 Pero en tu gran compasión no los
exterminaste ni los abandonaste,
porque tú eres un Dios clemente y compasivo.
32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que guardas el pacto y la misericordia,
no parezca insignificante ante ti toda la aflicción
que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo,
desde los días de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.
33 Mas tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros,
porque tú has obrado fielmente,
pero nosotros perversamente.
34 Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no han observado tu ley
ni han hecho caso a tus mandamientos ni a tus amonestaciones[r] con que los amonestabas[s].
35 Pero ellos en su propio reino,
con los[t] muchos bienes que tú les diste,
con la espaciosa y rica tierra[u] que pusiste delante de ellos,
no te sirvieron ni se convirtieron de sus malas obras.
36 He aquí, hoy somos esclavos,
y en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres
para comer de sus frutos y de sus bienes,
he aquí, somos esclavos en ella.
37 Y su abundante fruto es para los reyes
que tú pusiste sobre nosotros a causa de nuestros pecados,
los cuales dominan nuestros cuerpos
y nuestros ganados como les place,
y en gran angustia estamos.
38 [v]A causa de todo esto, nosotros hacemos un pacto fiel por escrito; y en el documento sellado están los nombres denuestros jefes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION
SOY TU SANADOR

“y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” Éxodo 15:26 (RVR1960)
Existen maravillosas historias de sanidad en la Biblia. Jesús sanó a mucha gente de lepra, ceguera, cojera y otras dolencias. ¡Incluso levantó a Lázaro de entre los muertos! Y sin duda, también quiere hacerlo contigo, aun sin importar la enfermedad que aqueja tu cuerpo, Dios está interesado en sanarte; más Él te pide tres acciones: 1) Oír su voz, 2) Hacer lo recto, y 3) obedecer sus mandamientos. Entonces Él derramará de su sanidad sobre ti. No sabemos si la sanidad que buscamos vendrá en forma de un milagro directo por parte de Dios o bien a través de la intervención de profesionales usados por Él, pero cualquiera sea la situación, está en ti creer en Su poder, porque Él te dice: ¡Yo soy tu sanador!

Ruth Mamani
CVCLAVOZ


UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

¿Por qué te escondes?
Cuál es tu actitud cuando le fallas a Dios? Sin duda el temor inunda nuestro corazón por el error cometido y es inevitable pensar que todo el mundo nos vio y se enteró de nuestro mal proceder, y lo único que queremos es escondernos, tal como Adán y Eva lo hicieron después de su caída.
“En ese mismo instante se dieron cuenta de lo que habían hecho y de que estaban desnudos. Entonces tomaron unas hojas de higuera y las cosieron para cubrirse con ellas. Con el viento de la tarde, el hombre y su esposa oyeron que Dios iba y venía por el jardín, así que corrieron a esconderse de él entre los árboles.” Génesis 3:7-8 (TLA)
Al parecer, nunca supieron que estaban desnudos hasta el día que cayeron en pecado, por lo que Adán le dijo a Dios: "Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí "(Génesis 3:10). Aparentemente tuvo vergüenza de estar desnudo físicamente, pero sumado a ello, se sentía indigno delante de Dios. Pues estaba consciente de su pecado.
Quizá hayas perdido la cuenta de la cantidad de veces que le fallaste a Dios, puede que por el tamaño de tus pecados te sientas indigno para presentarte delante del Padre, pero ya no te martirices por ellos, ni te escondas detrás de las hojas de un árbol, tal como lo hicieron Adan y Eva, porque esa no es la solución, no por ello los demás olvidarán lo que hiciste o Dios lo obviará; esto no funciona así.
Al contrario, sal del arbusto y permite que Dios renueve tu ser, porque esa es la buena noticia, que si con un corazón arrepentido vas delante del Padre, sin duda Su sangre limpiará todos tus pecados y te hará justo.
1 Juan 1:9 (RVR1960) Menciona: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
¿Te das cuenta que no hay necesidad de permanecer escondido?
Ruth Mamani
CVCLAVOZ



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