https://www.facebook.com/unencuentroconlapalbra
1 Corintios 4:5 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Sólo Dios es juez
4 Que todo hombre nos considere
de esta manera: como servidores de Cristo y administradores de los misterios de
Dios. 2 Ahora bien, además se
requiere de[a] los administradores
que cada uno sea hallado fiel. 3 En cuanto a mí, es de
poca importancia que yo sea juzgado por vosotros, o por cualquier tribunal[b] humano; de hecho, ni
aun yo me juzgo a mí mismo. 4 Porque no estoy
consciente de
nada en contra mía; mas no por eso estoy sin culpa, pues el que me juzga es el
Señor. 5 Por tanto, no juzguéis antes de tiempo[c], sino esperad hasta que el Señor
venga, el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también
pondrá de manifiesto los designios de los corazones; y entonces cada uno
recibirá su alabanza de parte de Dios.
6 Esto,
hermanos, lo he aplicado en sentido figurado a mí mismo y a Apolos por amor a
vosotros, para que en nosotros aprendáis a no sobrepasar lo que está escrito,
para que ninguno de vosotros se vuelva arrogante[d] a favor del uno
contra el otro. 7 Porque
¿quién te distingue? ¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué
te jactas como si no lo hubieras recibido? 8 Ya estáis saciados,
ya os habéis hecho ricos, ya habéis llegado a
reinar sin necesidad de nosotros; y ojalá
hubierais llegado a reinar, para que nosotros reinásemos también con vosotros.9 Porque
pienso que Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles en último lugar, como
a sentenciados a muerte; porque hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo,
tanto para los ángeles como para los hombres. 10 Nosotros somos necios
por amor de Cristo, mas vosotros, prudentes en Cristo; nosotros somos débiles,
mas vosotros, fuertes; vosotros sois distinguidos, mas nosotros, sin honra. 11 Hasta el momento[e] presente pasamos
hambre y sed, andamos mal vestidos[f], somos
maltratados y no tenemos dónde vivir; 12 nos agotamos
trabajando con nuestras propias manos; cuando nos ultrajan, bendecimos; cuando
somos perseguidos, lo soportamos; 13 cuando nos difaman,
tratamos de reconciliar[g]; hemos llegado
a ser, hasta ahora, la escoria del mundo, el desecho de todo.
14 No
escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. 15 Porque aunque tengáis
innumerables maestros[h]en Cristo, sin
embargo no tenéis muchos padres; pues
en Cristo Jesúsyo os engendré por medio del
evangelio. 16 Por
tanto, os exhorto: sed imitadores míos. 17 Por esta razón os he
enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, y
él os recordará mis caminos, los caminos en Cristo, tal como
enseño en todas partes, en cada iglesia. 18 Y algunos se han
vuelto arrogantes[i], como si yo no
hubiera de ir a vosotros.19 Pero iré a vosotros pronto, si el Señor
quiere, y conoceré, no las palabras[j] de los arrogantes[k] sino su poder. 20 Porque el reino de
Dios no consiste en palabras[l], sino en poder. 21 ¿Qué queréis? ¿Iré a
vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Derramar Tu Corazón Delante de Dios?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
DELANTE
DE ÉL EXPONDRÉ MI QUEJA (Salmo 142:2)
Aprende a orar con los Salmos. Éstos recogen la
inmensa gama de emociones humanas, desde el agradecimiento hasta la ira,
pasando por el temor, la soledad o el dolor. El salmista describe la vida a la
perfección; no la vida como quisiéramos que fuera, sino como de verdad es:
“Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia” (Salmo
142:2). El autor da rienda suelta a su dolor ante Dios, se permite “sentirlo”,
algo que demanda valentía, sobre todo cuando lo único que quisieras hacer es
“poner buena cara al mal tiempo”.
John Ortberg escribió: “Me disgustaba tanto el dolor
derivado de los fracasos y de los fallos que solía retraerme, no reconocerlo y
por lo tanto, no aprender de ello. Con esa actitud, no podía sanar ni avanzar.
Quería enterrarlo en lo más profundo, de forma que nadie llegara a sospechar
jamás que estaba ahí “ni siquiera yo mismo”. ¿Te suena familiar?
La Biblia no desaconseja que sintamos y expresemos
el dolor, sólo nos advierte de que no nos quedemos estancados en él. “Por la
noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría” (Salmo 30:5). Para poder
alcanzar tu mañana de alegría, tienes que pasar por la noche de llanto. En
palabras de FB Meyer:
“Hay algunos que condenan las lágrimas como algo
impropio de un hombre y de un cristiano; las consideran una especie de acto de
rebeldía. Los tales nos brindan un consuelo frío y nos animan a demostrar un semblante
rígido y sin lágrimas. Nos podemos preguntar si alguien que no sea capaz de
llorar pueda de verdad amar. El dolor es el amor afligido, y su expresión más
natural son las lágrimas. Jesús lloró. Los nuevos cristianos de Éfeso lloraron
al cuello de Pablo porque sabían que nunca lo volverían a ver. Por lo tanto,
derrama tu corazón delante de Dios, porque es el paso necesario para llegar a
ser una persona completa”.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
El capitán frió.
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer
amor.” - Apocalipsis 2:4
Seguramente recuerdas, al igual que yo, a este
curioso personaje que podíamos ver en la serie “Batman”. Se trataba de un
villano malvado que tenía un insólito problema que le impedía vivir a
temperaturas normales del ambiente. Por dicha razón debía mantenerse en un
clima muy frío contando para esto con un traje especial que le permitía superar
esta anomalía. Su arma de ataque era congelara sus enemigos, logrando de esta
manera que otros se sientan tan fríos e infelices como él.
Pensando en esto y aunque se trata de una serie
televisiva, vemos que las armas que atacan actualmente a un creyente no son
demasiado diferentes. ¡Cuantas veces vemos personas entusiastas, en todas las
áreas de la vida, tienen proyectos, sueñan, pero al tiempo algo los desanimó y
los vemos postergando sus sueños y sin esperanza!
Tal es el caso de algunos jóvenes que comienzan una
relación de noviazgo con mucho entusiasmo, se los ve muy bien y parecen muy
enamorados, pero en algunos casos esto no se mantiene con el paso del tiempo.
Entonces ya no se sienten como al principio y lo que antes veían como una característica
simpática en el otro, ahora parece haberse transformado en un defecto que se
vuelve insoportable. Cuando se les pregunta las razones de este cambio
generalmente lo explican diciendo: “se enfrió el amor”.
También nos encontramos con otros, muy activos en la
iglesia, que se anotan en cuanto proyecto existe, los vemos entusiastas,
queriendo hacer cosas nuevas, bien involucrados, sin embargo un tiempo después
parecen desanimados, dudando y sin ganas de seguir. En otros casos, la
situación llega a tal punto que dejan de asistir a la iglesia, abandonando las
actividades que hasta hace poco le apasionaban. ¿Qué pasó, por que cambiaron
tanto? Es probable que los haya atacado el capitán frío, pero no el de Batman,
sino el enemigo que tiene como arma predilecta enfriar la vida espiritual de
muchos creyentes.
Una de los dificultades mas frecuentes con la que
tenemos que batallar es las de evitar el enfriamiento espiritual. Un creyente
puede enfriarse cuando:
- Pierde la fe por los golpes y circunstancias de la
vida.
- Quiere seguir a Dios, pero al mismo tiempo continúa haciendo cosas que lo alejan de El.
- Quiere seguir a Dios, pero al mismo tiempo continúa haciendo cosas que lo alejan de El.
- Comienzan a ver defectos en las autoridades y
miembros de las iglesia, considerando que si lo escucharan a él las cosas irían
mucho mejor.
- Critica, murmura, habla de todos y muchas veces
sin la menor piedad.
- La oración dejó de ser una prioridad y la remplaza
por otras cosas o actividades, que los distraen quitándole el tiempo de
intimidad con Dios.
- Permite situaciones de pecado, las que antes eran
claramente inaceptables.
- Escucha a todos los que ya se han enfriado en
busca de confirmación de que él está en lo correcto.
Entonces los escuchamos decir: ya no siento lo mismo
que antes, no sé qué me pasa, buscan la culpa en otros, ponen excusas, piensan en
cambiar de iglesia, aunque íntimamente reconocen cierta responsabilidad en su
situación de enfriamiento espiritual.
Tal vez te sientas identificado con alguna de estas situaciones, si es así, y consideras que te has enfriado, la solución está al alcance de tu mano. Así como el hielo no soporta el calor, ya que comienza a derretirse, de igual forma, todo enfriamiento espiritual, deberá ceder cuando recuperes el fuego de tu relación con Dios. Quizás es tiempo de preguntarnos ¿cuando comenzó el enfriamiento?¿Qué hacíamos antes cuando estábamos lleno de fe y entusiasmo? ¿qué actividades teníamos?, ¿cuáles eran nuestros amigos y cuales nuestras prioridades? De tal manera encontrarás los pasos que necesitas dar para recuperar el fuego y la pasión que te lleven a vivir la vida abundante que Dios tiene preparada para ti.
Tal vez te sientas identificado con alguna de estas situaciones, si es así, y consideras que te has enfriado, la solución está al alcance de tu mano. Así como el hielo no soporta el calor, ya que comienza a derretirse, de igual forma, todo enfriamiento espiritual, deberá ceder cuando recuperes el fuego de tu relación con Dios. Quizás es tiempo de preguntarnos ¿cuando comenzó el enfriamiento?¿Qué hacíamos antes cuando estábamos lleno de fe y entusiasmo? ¿qué actividades teníamos?, ¿cuáles eran nuestros amigos y cuales nuestras prioridades? De tal manera encontrarás los pasos que necesitas dar para recuperar el fuego y la pasión que te lleven a vivir la vida abundante que Dios tiene preparada para ti.
Daniel Zangaro
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario