Mateo 10:26-31 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Palabras de aliento a los doce
24 Un
discípulo[q] no está
por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor. 25 Le basta al discípulo
llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo
han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa! 26 Así que no les
temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que
no haya de saberse. 27 Lo que os digo en la
oscuridad, habladlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las
azoteas. 28 Y no temáis a los que
matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que
puede hacer perecer[r] tanto el
alma como el cuerpo en el infierno[s]. 29 ¿No se venden dos
pajarillos[t] por un
cuarto[u]? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a
tierra sin permitirlo vuestro
Padre. 30 Y
hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. 31 Así que no temáis;
vosotros valéis más que muchos pajarillos[v]. 32 Por tanto, todo el
que me[w] confiese
delante de los hombres, yo también le[x] confesaré
delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Pero cualquiera que
me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que
está en los cielos.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
EXAMINAOS A VOSOTROS
MISMOS (2 Corintios 13:5)
Publicado por: Cristianos en Devocional Diario 0
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¡Decídete a cambiar!
Si te has propuesto
en serio cambiar:
1) Lo primero que
debes hacer es conocerte a ti mismo.
Da la impresión de que la naturaleza humana nos ha otorgado la capacidad de evaluar a todo el mundo salvo a nosotros mismos. Si no te sientes cómodo contigo mismo, no te sentirás cómodo con los demás. Y si no crees en ti mismo, esa falta de autoestima minará tu vida.
Da la impresión de que la naturaleza humana nos ha otorgado la capacidad de evaluar a todo el mundo salvo a nosotros mismos. Si no te sientes cómodo contigo mismo, no te sentirás cómodo con los demás. Y si no crees en ti mismo, esa falta de autoestima minará tu vida.
Un consejero
matrimonial dijo: La relación más importante que existe es la relación con uno
mismo.
Ante todo, tienes que
ser tu mejor amigo. Pero no puedes ser el mejor amigo de alguien a quien no
conoces, o que no te agrada o que no respetas. Por eso es fundamental que
descubras el llamado que Dios ha puesto en ti, y luego procures ser esa persona
que Dios quiere, aunque eso no va a ocurrir de la noche a la mañana. Es un
proceso que requiere una mentalidad basada en la sinceridad, el arrepentimiento
frecuente y la autocorrección constante. Si estás dispuesto a hacerlo, Dios te
ayudará.
2) La primera persona
en la que tienes que trabajar es en ti mismo.
El Dr. Samuel Johnson
escribió: Aquel cuyo conocimiento de la naturaleza humana es tan limitado que
busca la felicidad cambiando todo, salvo su propia disposición a cambiar,
desperdiciará su vida en esfuerzos infructuosos y aumentará el sufrimiento que
busca eliminar.
La Biblia dice:
“Examinaos a vosotros mismos” (2 Corintios 3:5).
Únicamente descubriremos cuáles son nuestros verdaderos puntos débiles si nos examinamos delante de Dios. Luego tenemos dos caminos a elegir. O bien podemos ser como el hombre que fue al médico y se enteró de que tenía serios problemas de salud. Cuando el doctor le enseñó las radiografías y le sugirió que se operara, el paciente preguntó: “Está bien, ¿pero cuánto me cobraría por retocar las radiografías nada más? O bien ¡puedes decidirte a cambiar!
Únicamente descubriremos cuáles son nuestros verdaderos puntos débiles si nos examinamos delante de Dios. Luego tenemos dos caminos a elegir. O bien podemos ser como el hombre que fue al médico y se enteró de que tenía serios problemas de salud. Cuando el doctor le enseñó las radiografías y le sugirió que se operara, el paciente preguntó: “Está bien, ¿pero cuánto me cobraría por retocar las radiografías nada más? O bien ¡puedes decidirte a cambiar!
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
El aceite.
El avance de la
ingeniería automotriz permitió la construcción de motores cada vez más potentes
obligando a los fabricantes a mejorar el chasis y la tracción de las ruedas en
sus vehículos.
Estos cambios se
fueron dando desde los primeros automóviles que salieron en circulación usando
sistemas de correas, cadenas o cuerdas para generar movimiento en las llantas.
Pero siempre se rompían con facilidad debido a los cambios de velocidad y el
desgaste.
Con el tiempo se
implementó el uso de engranajes cuya composición básica es la de dos discos
dentados: el más grande se llama corona y el otro de menor tamaño es el piñón,
el primero genera potencia y el otro transmite las revoluciones. Este último
generalmente tiene una larga extensión metálica que está conectada a las
llantas traseras.
Este sistema es
definitivamente lo más importante en la conexión que hay entre el motor y la
transmisión de las ruedas. Pero existe un serio problema. La constante fricción
de los engranajes genera calor haciendo que queden completamente secos y
expuestos a corrosión. La única solución se reduce al uso de un lubricante
apropiado para que corrija su funcionamiento.
Juan 16:13 dice:
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque
no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir.” Versión Reina-Valera 1960
Consideremos la
siguiente alegoría: Supongamos que Dios es como un motor que mueve todo, Jesús
es el engranaje principal (corona) y el otro más pequeño es su iglesia (piñón).
Toda esta maquinaria está construida para funcionar a la perfección, pero para
que la conexión sea constante y perfecta debe existir la lubricación de un
aceite.
En los tiempos del
Antiguo Testamento se ungía sólo a reyes y a algunos hombres para que cumplan
un propósito aquí en la tierra. Pero hoy en día ya no existe esa exclusividad.
Joel 2:28 dice: “Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne.” Versión Reina-Valera
1960. El cumplimiento de esa promesa inicia en el momento que los discípulos de
Jesús fueron bautizados con lenguas de fuego (Hechos 2). A partir de ese
instante hasta el presente el Espíritu Santo de Dios llena los corazones de
todos los hombres dándoles convencimiento de la verdad y llevándolos a una
autentica relación con Jesús.
Así como la tracción
de un automóvil necesita mantenimiento y aceite para su buen funcionamiento,
nuestra vida necesita del Espíritu de Dios para que en Él todo funcione como un
engranaje perfectamente alineado.
No esperes más y
comienza buscar al Espíritu Santo hoy.
Héctor Colque
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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