Hechos 15:32,36-39 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Judas y Silas en Antioquía
30 Así que ellos, después de ser despedidos, descendieron a Antioquía;
y reuniendo a la congregación[v], entregaron la carta; 31 y cuando la leyeron, se regocijaron por el consuelo[w] que
les impartía. 32 Siendo Judas y Silas también profetas, exhortaron y
confortaron a los hermanoscon un largo mensaje. 33 Y después de pasar allí algún
tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a aquellos que los
habían enviado. 34 [x]Pero a Silas le
pareció bien quedarse allí. 35 Mas Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía, enseñando y
predicando con muchos otros, la[y] palabra del Señor.
Pablo y Bernabé se separan
36 Después de algunos días Pablo dijo a Bernabé: Volvamos y visitemos
a los hermanos en todas las ciudades donde hemos proclamado la palabra del
Señor, para ver cómo
están. 37 Bernabé quería
llevar también con ellos a Juan, llamado Marcos, 38 pero Pablo consideraba que no debían llevar consigo a quien los
había desertado en[z] Panfilia y no los había acompañado
en[aa] la obra. 39 Se produjo un desacuerdo tan grande que se separaron el uno del
otro, y Bernabé tomó consigo a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre. 40 Mas Pablo escogió a Silas y partió, siendo encomendado por
los hermanos a la gracia del Señor. 41 Y viajaba por Siria y Cilicia confirmando a las iglesias.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
No Desecho La Gracia
De Dios Gálatas 2:21 ¿Legalismo o gracia de Dios?
Gálatas 2:21 NO DESECHO LA GRACIA DE DIOS.
Imagínate que vas al
hospital a Urgencias y te piden que te vayas porque estás sangrando y manchando
el suelo. Jesús se topó con esa mentalidad legalista cuando sanó en sábado a la
mujer que estaba encorvada:
“…El alto dignatario
de la sinagoga, enojado… dijo: Seis días hay en que se debe trabajar venid y
sed sanados, y no en sábado” (Lucas 13:14).
Para este hombre,
observar la ley era más importante que las personas que supuestamente tenía que
cuidar. Max Lucado dice:
Toda religión se
resume en dos categorías: el legalismo o la gracia.
El legalista cree que
si tienes la apariencia debida, dices lo adecuado y perteneces al grupo
apropiado, serás salvo. El exterior es deslumbrante, pero hay algo que brilla
por su ausencia:
El gozo. ¿Qué hay en
su lugar?
El temor –de que no
vas a dar la talla; la arrogancia – de que has hecho lo suficiente; el fracaso
–en los momentos que te equivocas.
El legalismo es una
asfixia lenta del espíritu, la amputación de las ilusiones y los sueños.
Bastante religión para mantenerte, pero no lo suficiente para nutrirte… tu
dieta consiste en reglas y cánones de conducta.
El legalismo no
necesita a Dios. Busca la inocencia, no el perdón, un proceso sistemático de
defender, explicar, exaltar y justificar. Hace que mi opinión se convierta en
tu carga. Sólo hay cabida para una opinión, y es la mía. Mi opinión marca tus
límites; el que opines diferente a mí me hace cuestionar no sólo tu derecho a
tener comunión conmigo, sino también tu salvación.
Hace que mi opinión
sea tu obligación. Los cristianos deben seguir la línea trazada, sin salirse de
ella. No se puede pensar, sino sólo bailar al son que nos tocan.
Pero la salvación le
corresponde a Dios. Él concibió la gracia, es su obra y Él pagó por ella. Se la
ofrece a cualquiera que la desee, cuando la desee. Nuestro cometido es informar
a las personas, no ahuyentarlas.”
Pablo escribe: “No
desecho la gracia de Dios, pues si por la Ley viniera la justicia, entonces en
vano murió Cristo” (Gálatas 2:21).
Gracias a Dios que
“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia” (Tito 3.5).
“SOMOS SANTIFICADOS
MEDIANTE EL SACRIFICIO DEL CUERPO DE JESUCRISTO, OFRECIDO UNA VEZ” (Hebreos
10:10 NVI)
Adherirse rígidamente
a un conjunto de preceptos puede ser algo que atrae a nuestro orgullo y a nuestra
autosuficiencia, puesto que alimenta el mito de que si nos esforzamos lo
suficiente, ganaremos el favor de Dios. Dicho razonamiento tiene su raíz en el
temor, pero “Dios no nos ha dado espíritu de temor” (2 Timoteo 1:7). “En el
amor no hay temor… el temor lleva en sí castigo” (1 Juan 4:18).
El legalismo es el
temor de que Dios no es lo bastante amoroso para perdonar nuestros pecados, que
a menos que nos comportemos siempre bien y hagamos todo lo que es debido –y lo
hagamos a la perfección- tendremos problemas.
Jon Walker escribe:
“¡Ésa es una mentira que proviene directamente del diablo! Cuando tenemos miedo
a equivocarnos, nos convertimos en personas apocadas y nos limitamos a nosotros
mismos de tal manera que no podemos vivir una vida abundante.
Dejamos que nuestros
razonamientos rígidos empañen nuestras decisiones y nos conformamos con llevar
una vida tranquila, pero falta de fe y esperanza, temerosos de avanzar con la
confianza y la valentía que da la gracia, la cual nos hace caminar en medio de
la incertidumbre, pero sin temor al rechazo.”
Al hablar de la
religión basada en las obras, Martín Lutero dijo:
“Sé un pecador y que
tu pecado sea grande, pero que tu confianza en Cristo sea aún mayor… alégrate
en Cristo, que venció al pecado.”
Lutero no estaba
justificando el pecado; estaba colocando la gracia en el lugar que le
corresponde, afirmando que nada nos puede separar del amor de Dios (véase
Romanos 8:38-39).
No estaba quitándole
importancia a la ley, sino dándole la importancia debida a la gracia. La gracia
consiste en hablar con Dios y escuchar su voz cuando lo más fácil sería
consultar el libro de las reglas. Pero la realidad es que “…entró Cristo… en el
cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Hebreos 9:24).
Él nos hizo libres y
podemos tener una relación con Él sin que ningún temor ni pecado nos separen.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Volver a empezar.
Si tuvieses la
oportunidad de volver al pasado ¿Qué cambiarías?
Muchos al oír esta
pregunta pensamos rápidamente en aquello que hicimos mal o en lo que nos causó
dolor y en las consecuencias de una mala decisión que hasta hoy vivimos. Dios
nos dio la suficiente inteligencia para lograr cosas impresionantes pero como seres
humanos tenemos límites, no podemos arreglar una telaraña destrozada y tampoco
podemos devolverle a una mariposa una de sus alas rotas.
Lamentablemente no
tenemos la posibilidad de volver en el tiempo, como seres humanos no podemos
borrar nada de lo que hicimos y nos causó sufrimiento, vergüenza o dolor y
mucho menos borrar el daño que les hicimos a otras personas, pero cuánto anhela
el hombre arrepentido poder reparar lo que hizo.
Dios es soberano y
logra aquello que para el hombre es imposible; Él puede borrar nuestros errores
y con ello nos da una oportunidad para volver a empezar “Pero yo, por ser tu
Dios, borro tus crímenes y no me acordaré más de tus pecados” Isaías 43:25
(DHH).
Las palabras “No
tiene solución” no valen nada cuando Dios interviene, quizás no se pueda volver
a vivir el momento en que te equivocaste pero sí puede perdonarte y ayudarte a
hacer mejor tu presente y futuro, puede restaurar a quien lastimaste y darte la
oportunidad de pedir perdón y ser perdonado.
Si te equivocaste y
has tomado muchas malas decisiones, Dios puede ayudarte y darte esa oportunidad
que necesitas para volver a comenzar, solamente debes estar dispuesto a
aceptarlo en tu corazón, “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se
ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida
ha comenzado!” 2 Corintios 5:17 (NTV).
Cristo puede marcar
en tu vida personal un antes y un después, no te quedes quieto viviendo sumido
en el pasado y en el pecado, si sabes que necesitas una oportunidad para volver
a comenzar, búscala en Dios porque solamente Él puede darte lo que necesitas
para resurgir.
Dios puede hacer
nuevas las cosas “Y el que estaba sentado en el trono dijo: «¡Miren, hago
nuevas todas las cosas!». Entonces me dijo: «Escribe esto, porque lo que te
digo es verdadero y digno de confianza” Apocalipsis 21:5 (NTV).
¿Quieres tener un
nuevo comienzo?
Judith Quisbert
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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