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Deuteronomio 26:19 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Los diezmos de un pueblo consagrado
12 Cuando acabes de pagar[e] todo el diezmo de
tus frutos en el tercer año, el año del diezmo, entonces lo darás al levita, al
forastero, al huérfano y a la viuda, para que puedan comer en tus ciudades[f] y sean saciados. 13 Y dirás delante del Señor tu Dios: “He sacado
de mi casa la porción consagrada y
también la he dado al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda conforme a
todos tus mandamientos que me has mandado; no he violado[g] ni olvidado ninguno
de tus mandamientos.14 “No he comido de
ella estando de[h] luto, ni he tomado
de ella mientras estaba inmundo, ni he ofrecido de ella a los muertos. He
escuchado la voz del Señor mi Dios; he hecho
conforme a todo lo que me has mandado. 15 “Mira desde tu
morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que
nos has dado, una tierra que mana leche y miel, como juraste a nuestros padres.”
16 El Señor tu Dios te manda
hoy que cumplas estos estatutos y ordenanzas. Cuidarás, pues, de cumplirlos con
todo tu corazón y con toda tu alma. 17 Has declarado hoy
que el Señor es tu Dios y que andarás[i] en sus caminos y
guardarás[j] sus estatutos, sus
mandamientos y sus ordenanzas, y que escucharás su voz. 18 Y el Señor ha declarado hoy
que tú eres su pueblo, su exclusiva posesión[k], como El te prometió, y que debes guardar[l] todos sus
mandamientos; 19 y que El te pondrá[m] en alto sobre todas
las naciones que ha hecho, para alabanza, renombre y honor; y serás un pueblo
consagrado al Señor tu Dios, como El ha
dicho.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
La Sangre de
Guerrero…(Jesucristo)
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0
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“Tú vienes a mí con espada y
lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos. Y
metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la
honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la
frente, y cayó sobre su rostro en tierra” 1 Samuel 17:45
Muchos años más tarde, el tátara,
tátara […] nieto de David también enfrentó a un gigante, una noche antes de la
batalla el estrés le hizo sudar gotas de sangre, de estar triste hasta la
muerte, hasta pidió a su padre otra forma de luchar, pues la única forma de
combate era muy difícil: “Padre, si quieres pasa de mi esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42) Su padre respondió: Hijo, es el
único camino. Con mucho amor su padre envió a un ángel para consolarlo, para
abrazarlo y para que sintiera su protección, pues sus amigos más íntimos, eran
tan indiferentes en aquellos momentos difíciles. Tal vez no era el más
prometedor para la batalla, el más fuerte, el más sobresaliente y tal vez no
sabía mucho de combates. Aquel joven no se enfrentó un gigante de tres metros,
se enfrentó al gigante del dolor y sufrimiento, de la muerte y del pecado; al
diablo y Satanás.
Jesús, el mesías del linaje de
David (Mateo 1:1) No tuvo una armadura para resistir el dolor de los azotes, no
tuvo un casco que le protegiera de la corona de espinas, no pudo proteger sus
tiernas manos y pies del dolor de los clavos; no, nada de eso. Tal vez las
únicas herramientas que aprendió a utilizar fueron un martillo y un serrucho,
no sabía de armas. Su única armadura fue de amor. En aquella batalla luchó para
restaurar a aquel hombre que bebe hasta quedarse dormido sobre las calles. En
aquella batalla luchó por una nueva vida para aquella mujer que comercia su
cuerpo en las calles al mejor postor, por aquel joven perdido en las drogas,
por aquella familia desecha, por aquel cristiano perdido aún dentro de la
iglesia. Luchó para que tengamos nuevas oportunidades; luchó para darnos
esperanza.
Más Él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz} fue sobre
Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5
En aquel combate luchó por ti y por mí. No lanzó piedras con las manos como su tátara, tátara […] abuelo David, simplemente, dejó que las clavasen, y así ganó la batalla.
Lo de guerrero, lo traía en la sangre….
En aquel combate luchó por ti y por mí. No lanzó piedras con las manos como su tátara, tátara […] abuelo David, simplemente, dejó que las clavasen, y así ganó la batalla.
Lo de guerrero, lo traía en la sangre….
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