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Joel 2:26 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Misericordia del Señor
18 Entonces el Señor se llenará[f] de celo por su tierra,
y tendrá[g] piedad de su pueblo.
19 El Señor responderá, y dirá[h] a su pueblo:
He aquí, yo os enviaré grano, mosto y aceite,
y os saciaréis de ello,
y nunca más os entregaré al oprobio entre las naciones.
20 Al ejército del norte lo alejaré de vosotros
y lo echaré a una tierra árida y desolada,
su vanguardia hacia el mar oriental,
y su retaguardia hacia el mar occidental.
Y ascenderá su hedor y subirá su fetidez,
porque ha hecho terribles[i] cosas.
y tendrá[g] piedad de su pueblo.
19 El Señor responderá, y dirá[h] a su pueblo:
He aquí, yo os enviaré grano, mosto y aceite,
y os saciaréis de ello,
y nunca más os entregaré al oprobio entre las naciones.
20 Al ejército del norte lo alejaré de vosotros
y lo echaré a una tierra árida y desolada,
su vanguardia hacia el mar oriental,
y su retaguardia hacia el mar occidental.
Y ascenderá su hedor y subirá su fetidez,
porque ha hecho terribles[i] cosas.
21 No temas, oh tierra, regocíjate y
alégrate,
porque el Señor ha hecho grandes cosas.
22 No temáis, bestias del campo,
porque los pastos del desierto han reverdecido,
porque el árbol ha dado su fruto,
la higuera y la vid han producido en abundancia[j].
23 Hijos de Sion, regocijaos
y alegraos en el Señor vuestro Dios;
porque El os ha dado la lluvia temprana[k] para vuestravindicación[l],
y ha hecho descender para vosotros la lluvia,
la lluvia temprana[m] y la tardía[n] como en el principio.
24 Y las eras se llenarán de grano,
y las tinajas[o] rebosarán de mosto y de aceite virgen.
25 Entonces os compensaré por los años
que ha comido la langosta,
el pulgón, el saltón y la oruga,
mi gran ejército, que envié contra vosotros.
26 Tendréis mucho que comer y os saciaréis,
y alabaréis el nombre del Señor vuestro Dios,
que ha obrado maravillosamente con vosotros;
y nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
27 Y sabréis que en medio de Israel estoy yo,
y que yo soy el Señor vuestro Dios
y no hay otro;
nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
porque el Señor ha hecho grandes cosas.
22 No temáis, bestias del campo,
porque los pastos del desierto han reverdecido,
porque el árbol ha dado su fruto,
la higuera y la vid han producido en abundancia[j].
23 Hijos de Sion, regocijaos
y alegraos en el Señor vuestro Dios;
porque El os ha dado la lluvia temprana[k] para vuestravindicación[l],
y ha hecho descender para vosotros la lluvia,
la lluvia temprana[m] y la tardía[n] como en el principio.
24 Y las eras se llenarán de grano,
y las tinajas[o] rebosarán de mosto y de aceite virgen.
25 Entonces os compensaré por los años
que ha comido la langosta,
el pulgón, el saltón y la oruga,
mi gran ejército, que envié contra vosotros.
26 Tendréis mucho que comer y os saciaréis,
y alabaréis el nombre del Señor vuestro Dios,
que ha obrado maravillosamente con vosotros;
y nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
27 Y sabréis que en medio de Israel estoy yo,
y que yo soy el Señor vuestro Dios
y no hay otro;
nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
El Fracaso No Es El
Fin En Nuestra Vida Cristiana
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0
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El que comenzó la buena en nosotros, la culminará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1: 6.
¿Alguna vez ha
fallado? Podría ser un fracaso espiritual o incluso no completar algún proyecto
que comenzó. Muchas veces cuando hemos fracasado, sentimos que nuestro mundo ha
terminado.
Satanás se lanzará
sobre nosotros con pensamientos de fracaso para usar para la autocompasión o
nos condenará por nuestra debilidad. Más aún, cuando estamos en Cristo, el
fracaso nunca es definitivo.
El Fracaso no es el
fin Para Nosotros Como Cristianos
Incluso si perdemos una batalla aquí y allá, tenemos victoria en Cristo Jesús. A través de Él, tenemos la gracia de Dios o un favor inmerecido para ayudarnos a llegar a donde necesitamos ir. El fracaso no es el final para el creyente. El Señor puede usar todas las cosas buenas o malas en nuestras vidas para que trabajen en favor de Su plan para nuestras vidas.
Incluso si perdemos una batalla aquí y allá, tenemos victoria en Cristo Jesús. A través de Él, tenemos la gracia de Dios o un favor inmerecido para ayudarnos a llegar a donde necesitamos ir. El fracaso no es el final para el creyente. El Señor puede usar todas las cosas buenas o malas en nuestras vidas para que trabajen en favor de Su plan para nuestras vidas.
Nuestra
responsabilidad es mirar inmediatamente al Señor en busca de ayuda cuando hemos
fracasado. Quizás fracasamos debido a nuestro pecado, podemos confesarlo a Él,
recibir perdón, y ser limpiados de nuestra injusticia. Si hemos fracasado
porque hemos descuidado disciplinas espirituales como la oración, el estudio de
la palabra de Dios, o la comunión con otros hermanos, podemos volver al camino
correcto inmediatamente. Cualquiera que sea la razón de nuestros fracasos, Dios
tiene una obra para completar en nosotros y Él nos dará la fuerza para
continuar adelante.
Cuando rendimos
nuestros fracasos al Señor, Él nos libera de la esclavitud de tratar de ser
perfectos en todas las cosas. Él usará nuestros fracasos para acercarnos a Él
por fortaleza, sabiduría y fe en nuestros próximos pasos. Dios tiene todo lo
que necesitamos para superar nuestros fracasos. Pero siempre y cuando nos
humillemos ante Su perfecta voluntad para nuestras vidas.
Oración:
Amado Señor, sé que mi fracaso no es definitivo en Ti. Oro por fuerza para pasar esta etapa e ir en pos de Tu mayor propósito para mi vida. En el nombre de Jesús, amen.
Amado Señor, sé que mi fracaso no es definitivo en Ti. Oro por fuerza para pasar esta etapa e ir en pos de Tu mayor propósito para mi vida. En el nombre de Jesús, amen.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
El inicio y el final.
1 Samuel 10:10-12
dice: “Después, cuando Saúl y su criado llegaron a Guibeá, el grupo de profetas
en trance les salió al encuentro. Entonces el espíritu de Dios se apoderó de
Saúl, y éste cayó en trance profético, como ellos. Pero todos los que lo
conocían de antes, al verlo caer en trance junto con los profetas, se decían
unos a otros: ¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¿También Saúl es uno de los
profetas?...” Versión Dios Habla Hoy.
Estos versículos
narran la manera en la que empezó el ministerio y reinado de Saúl como rey
escogido de Dios para su pueblo. A partir de ese momento, aquel muchacho que
fue enviado a buscar un asno perdido se convertiría en alguien diferente, de
hecho el verso 6 dice que fue mudado a otro hombre.
Dios estaba
confirmando su llamado con prodigios y milagros. Sin embargo, no todo
terminaría bien.
1 Samuel 31:3-5 dice:
“Luego concentraron todo su ataque sobre Saúl; y como los arqueros lograron
alcanzarlo con sus flechas, le entró mucho miedo de ellos. Por lo tanto, le
dijo a su ayudante de armas: Saca tu espada y atraviésame con ella, para que no
vengan estos paganos y sean ellos quienes me maten y se diviertan conmigo. Pero
su ayudante no quiso hacerlo, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó su
espada y se dejó caer sobre ella. Y cuando su ayudante vio que Saúl había
muerto, también él se dejó caer sobre su propia espada y murió con él.”
¿No parece esta una
de las historias más tristes que podemos encontrar en la Biblia? ¿Cómo un
hombre que empezó con una unción tan poderosa y que además estaba respaldado
por Dios para vencer a sus enemigos pudo haber terminado suicidándose? ¿Qué fue
lo que pasó?
Aunque sólo estamos
viendo el inicio y el final de la vida del primer rey de Israel, al leer la
historia completa podemos ver que al medio hubo muchas malas decisiones que le
hicieron apartarse de Dios. No sólo podemos puntualizar su desobediencia, sino
también su falta de arrepentimiento y sus celos desmedidos por David que lo
llevaron a cometer atrocidades.
De esta historia
podemos comprender que el inicio de algo en la vida de cualquier persona no
necesariamente representa su final: hoy podemos ver matrimonios que empiezan
felices y lamentablemente terminan en divorcio, negocios que parecen prósperos
y con el tiempo tienen un declive, ministerios que se levantan innovadores pero
que luego se disuelven rápida y misteriosamente, etc.
Es verdad que existen
circunstancias que uno no puede controlar, pero sí hay situaciones que están en
nuestras manos y debemos ser responsables con lo que nos toca hacer.
Deuteronomio 10:12-13
dice: “Y ahora, israelitas, ¿Qué pide de ustedes el Señor su Dios? Solamente
que lo honren y sigan todos sus caminos; que lo amen y lo adoren con todo su
corazón y con toda su alma, y que cumplan sus mandamientos y sus leyes, para
que les vaya bien.” Versión Dios Habla Hoy.
El inicio por muy
bueno que sea no es garantía de nada, uno debe trabajar todos los días para
mantener su familia unida, su negocio solvente, su ministerio bajo la guía de
Dios, etc. Es un trabajo constante.
Héctor Colque
CVCLAVOZ
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