Zacarías 8:19 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Futura paz y prosperidad de Sión
8 Y vino la palabra del Señor de los
ejércitos, diciendo: 2 Así dice el Señor de los
ejércitos: «He celado a Sión con gran celo, sí, con gran furor la he celado». 3 Así dice el Señor: «Volveré a Sión y
en medio de Jerusalén moraré. Y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad[a], y el monte del Señor de los
ejércitos, Monte Santo». 4 Así dice el Señor de los
ejércitos: «Aún se sentarán ancianos y ancianas en las calles[b] de
Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano por causa de sus muchos días. 5 Y las calles[c] de la
ciudad se llenarán de muchachos y muchachas que jugarán en sus calles[d]». 6 Así dice el Señor de los
ejércitos: «Si en aquellos días esto parece
muy difícil[e] a los ojos del
remanente de este pueblo, ¿será también muy difícil[f] a mis
ojos?» —declara el Señor de los
ejércitos. 7 Así dice el Señor de los
ejércitos: «He aquí, salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente[g] y de la
tierra donde se pone el sol; 8 y los traeré y
habitarán en medio de Jerusalén; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios
en verdad[h] y en
justicia».
9 Así dice el Señor de los
ejércitos: «Sean fuertes vuestras manos, vosotros que escucháis en estos días
estas palabras de la boca de los profetas, los cuales hablaron el día en que se
pusieron los cimientos de la casa del Señor de los
ejércitos para la reedificación del templo. 10 Porque
antes de aquellos días no había paga para hombre ni paga para el ganado; y no
había paz[i] para el
que salía o entraba a causa del enemigo[j], y yo puse a
todos los hombres unos contra otros. 11 Pero
ahora yo no trataré al
remanente de este pueblo como en los días pasados» —declara el Señor de los
ejércitos. 12 «Porque habrá simiente de paz: la vid
dará su fruto, la tierra dará su producto y los cielos darán su rocío; y
haré que el remanente de este pueblo herede todas estas cosas. 13 Y
sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de
Israel, así os salvaré para que seáis bendición. No temáis, mas sean fuertes vuestras manos».
14 Porque así dice el Señor de los ejércitos:
«Tal como me propuse haceros mal cuando vuestros padres me hicieron enojar»
—dice el Señor de los
ejércitos— «y no me he arrepentido, 15 así
me he propuesto en estos días volver a hacer bien a Jerusalén y a la casa
de Judá. ¡No temáis! 16 Estas
son las cosas que debéis hacer: decid la verdad unos a otros, juzgad con verdad
y con juicio de paz en vuestras puertas[k], 17 no
traméis en vuestro corazón el mal uno contra otro, ni améis el juramento falso;
porque todas estas cosas son las que odio» —declara el Señor.
18 Entonces la palabra
del Señor de los
ejércitos vino a mí, diciendo: 19 Así
dice el Señor de los
ejércitos: «El ayuno del cuarto mes,
el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se
convertirán para la casa de Judá en gozo, alegría y fiestas alegres[l]. Amad, pues, la
verdad y la paz». 20 Así
dice el Señor de los
ejércitos: «Y será que aun
vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades; 21 y
los habitantes de una irán a otra, diciendo: “Vamos sin demora a implorar el
favor[m] del Señor, y a buscar al Señor de los
ejércitos. Yo también iré”. 22 Y
vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a buscar al Señor de los
ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor del Señor». 23 Así
dice el Señor de los
ejércitos: «En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones
asirán[n] el[o] vestido de
un judío, diciendo: “Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con
vosotros”».
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
PARA PROVECHO
DE LOS DEMÁS.
“Todo lo que
hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo
y no a la gente. Porque ya saben que Dios les dará, en recompensa, parte de la
herencia que ha prometido a su pueblo. Recuerden que sirven a Cristo, que es su
verdadero dueño” Colosenses 3:23-24 (TLA)
Una manera de bendecir a los demás con nuestros
talentos y al mismo tiempo agradar a Dios es hacer todo con el corazón. Además
desarrollar nuestros talentos requiere de tiempo y paciencia.
Debemos
considerar la importancia de los talentos que Dios nos dio, ya que estos son
para el servicio a los demás, no sólo para beneficio propio y mucho menos para
engrandecerse. Es ahí cuando debemos considerar el sacrificio de Jesús y su
misión en la tierra como ejemplo para nuestras vidas, porque su vida estuvo al
servicio de los demás: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Mateo 10:45
Cristhian
Castillo
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
¿Te estás ahogando?
En cierta
ocasión había un grupo de gente sobre un muelle que esperaba la llegada del
transatlántico, cuando de repente uno de ellos cayó al agua. Desde luego hubo
mucha excitación en la multitud pero nadie se atrevió a lanzarse al mar, pues
se trataba de gente inexperta. Sin embargo, allí había un marinero que miraba
al hombre cómo se agitaba en el agua, pero no hacía nada para salvarlo a pesar
de ser un buen nadador.
La gente se
extrañaba y viendo que al hombre le iban faltando las fuerzas, creció de pronto
su indignación y exclamó: ¿Por qué no se echa usted al agua?
Dos veces se
había hundido el pobre hombre, las fuerzas se le acababan, y cuando levantó sus
brazos como por última vez, el marinero saltó al gua, sujetó al que se ahogaba
y al instante lo llevó a tierra.
Después la
gente comprendió la razón que tuvo el marinero en no socorrer antes al que
estaba en peligro. El hombre que se ahogaba era de mucho peso y bastantes
fuerzas, con esas condiciones es probable que habría inutilizado, en su propio
afán de salvarse, todos los esfuerzos del marinero y los dos habrían hallado la
muerte. El marinero esperó el momento oportuno y entonces lo salvó.
Muchos de
nosotros hemos experimentado lo mismo que el hombre que se ahogaba en la
historia. Quizás no literalmente, pero hemos sentido cómo nos hundimos con los
problemas y por mucho que intentamos no logramos salir a flote, pareciera que
todo nuestro esfuerzo es en vano. Sin embargo, cuando dejamos de luchar con
nuestras fuerzas y permitimos que Dios tome el control experimentamos la
salvación.
Esto incluso
sucede antes de que conozcamos a Jesús, cuando intentamos salvar nuestra alma
de mil maneras, justificando nuestras acciones y tratando de hacerlo a nuestro
modo. Pero llega un momento en el que ya no podemos más y decidimos entregarle
nuestras vidas.
“Dios los
salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es
un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que
hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo” Efesios
2:8,9 (NTV)
Tanto la
salvación como las cosas que logramos en nuestra vida, son gracia de Dios,
bendiciones que recibimos de Él. Por eso, cuando estamos enfrentando fuertes
crisis, en lugar de desesperarnos y tratar de hacer todo a nuestra manera,
debemos rendir nuestras vidas al Señor para poder ser rescatados.
¿Estás
luchando desesperadamente por salvarte? Entrégate en las manos de Dios y
permite que Él te rescate.
Ana María
Frege Issa
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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