Filipenses 2:2 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Humillación y exaltación de Cristo
2 Por
tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay
alguna comunión del Espíritu, si algún afecto[a] y compasión, 2 haced completo mi gozo,
siendo[b] del mismo
sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo
propósito. 3 Nada hagáis por
egoísmo[c] o por
vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro
como más importante que a sí mismo, 4 no buscando cada uno
sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. 5 Haya, pues, en[d] vosotros
esta actitud[e] que hubo
también en Cristo Jesús, 6 el cual, aunque
existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué
aferrarse, 7 sino que se despojó a
sí mismo[f] tomando
forma de siervo, haciéndose[g] semejante
a los hombres. 8 Y hallándose en forma
de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo
nombre, 10 para que al[h] nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, 11 y toda lengua
confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
VUÉLVETE A DIOS
“Cuando estuvieres en
angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te
volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz; porque Dios misericordioso es
Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les
juró a tus padres.” Deuteronomio 4:29-31 (RVR1960).
Estos versículos nos muestran que una condición para
alcanzar el perdón de Dios y ser partícipes de Su misericordia, es el
arrepentimiento.
Sin embargo, este
debe ser genuino, ello implica, volvernos a Dios, oír su voz y serle
obedientes.
“Mas si desde allí
buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de
toda tu alma.” Deuteronomio 4:29 (RVR1960).
Si has cometido un
error o has caído en pecado, no creas que no tienes oportunidad ante el Señor,
si te acercas a Él con un corazón arrepentido, ten la seguridad de que no te
dejará ni destruirá porque grande es Su misericordia.
Cesia Serna
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Alguien quiere hablar contigo, pero le da ocupado.
“Entonces Jesús le
dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena
envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una
hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He
comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y
otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo
saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su
siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los
pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha
hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los
caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará
mi cena.” Lucas 14:16-24
Una primera lectura
de esta conocida parábola nos lleva sin duda alguna a la interpretación de que
esto se refiere al pueblo de Israel y a los gentiles. Los invitados que no
aceptan la invitación simbolizan al pueblo judío rechazando a Jesús, por lo
cual, la gran cena se abre también para los gentiles, es decir aquellos que no
eran judíos.
Pero también podemos
sacar otras conclusiones menos evidentes. Cuando el padre de familia invita a
la gran cena, todos comienzan a excusarse y por lo menos a simple vista,
parecieran ser razones válidas como para no asistir. Uno había comprado una
hacienda y necesitaba verla, otro una yunta de bueyes y necesitaba probarla y
el tercero era un recién casado que debía ocuparse de su flamante matrimonio.
Me llama la atención que aún cuando las excusas parecen lógicas y
comprensibles, esto provoca el enojo del padre de familia.
Me pregunto cuáles
pudieran haber sido las causas de este enojo que a simple vista parece
desproporcionado. Pudiera ser que se sintiera rechazado o despreciado ante las
excusas de sus invitados o bien por no entender que las personas tienen también
otros asuntos distintos a los suyos, los cuales necesitan atender. O quizás
porque los invitados, con su negativa a asistir, no consideraron la cena como
algo tan importante que justificara postergar sus propias actividades.
Si tenemos en cuenta
que el señor de esta historia simboliza a Dios y trayendo este relato a
nuestros días, me lleva a pensar cuantas veces Dios nos llama a pasar mas
tiempo con El y nosotros estamos tan ocupados que terminamos dejando “plantado”
al Señor de la cena.
Cuando afirmamos que
Jesús es el Señor y el centro de nuestra vida ¿Qué queremos decir con esto? ¿en
que se traduce esto en nuestra vida cotidiana?. Si algo o alguien es el centro
de nuestra vida ¿no tendría la máxima prioridad a la hora de armar nuestra
agenda?
Ni siquiera hace
falta que lo que nos robe el tiempo con Dios sean cosas triviales o sin
importancia, como ver televisión, redes sociales o distracciones de ese tipo.
Aún cuando lo que nos distrae sean cosas perfectamente válidas y necesarias,
aún así, estamos asignando a esto, mayor prioridad que a nuestra relación con
Dios.
Esto es algo bastante
común, porque al funcionar de manera muy sutil, la persona no se da cuenta de
que va sacando a Jesús del primer lugar en su vida y así se altera el saludable
orden de prioridades en nuestra vida cristiana.
Quizás pase como en
las comunicaciones telefónicas, Dios nos está llamando para hablar con
nosotros, pero le da ocupado. Le da ocupado porque nosotros estamos tan
ocupados que no podemos ni siquiera detenernos a escuchar su voz. Tenemos
tantas cosas para hacer, incluso para El, que hasta pudiéramos tener problemas
en parar un poco nuestro ritmo para pasar tiempo con El, recibiendo paz y dirección.
Quizás también a nosotros, Dios nos diga Marta, Marta, te afanas en tantas
cosas pero solo una es necesaria, María eligió la mejor parte la cual no le
será quitada. (Lucas 10:38-42). Había mucho para hacer en la casa, pero María
se sentó a escuchar a Jesús. ¡Ella sí que tenía las prioridades bien ubicadas!
Si piensas que te
está faltando este tiempo a solas con Dios, si hablas de El y le sirves, pero
no oyes su voz o Si estás tan ocupado que no te queda tiempo para aquel de
quien tu dices que es el centro de tu vida, quizás sea hora de volver a evaluar
nuestras prioridades para darle a Jesús el mas alto lugar.
Daniel Zangaro
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario