Apocalipsis 1:5 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Saludo a las siete iglesias
4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia a
vosotros y paz, de aquel que es y que era y que ha de venir, y de los
siete Espíritus que están delante de su trono, 5 y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y
el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó[c] de nuestros pecados con[d] su sangre, 6 e hizo de nosotros un reino y sacerdotes para su Dios y
Padre[e], a El sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos.
Amén. 7 He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las
tribus[f] de la tierra harán lamentación por El;
sí. Amén.
8 Yo
soy el Alfa y la Omega[g] —dice el Señor Dios— el que es y que era y
que ha de venir, el Todopoderoso.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Los dones de Dios no se venden.
“Pedro le respondió:
—¡Que tu dinero se destruya junto contigo por pensar que es posible comprar el
don de Dios!” (Hechos 8:20 NTV)
Hechos capítulo 8,
del verso 9 al 25, relata la historia de Simón, un mago famoso de Samaria que
escuchó las buenas nuevas que predicaba Felipe, se bautizó y fue su seguidor;
además se menciona que a él le asombraban las señales y milagros que Felipe
hacía.
Un día enviaron a
Pedro y Juan a Samaria a orar por los nuevos creyentes. Cuando llegaron,
impusieron manos para que los nuevos cristianos pudieran recibir la llenura del
Espíritu Santo y los creyentes recibieron el poder de lo alto pero Simón, el ex
mago, al ver esto deseó ese poder y ofreció dinero a los apóstoles para
obtenerlo. Fue un error, mostró que su corazón no era recto, sus pensamientos
no eran buenos porque codició el don para fines egoístas. Pedro y Juan le
dijeron que se arrepintiera y Simón lo hizo por temor.
Hoy en día podemos
ver a gente inescrupulosa enseñando una doctrina equivocada, creen que Dios es
su sirviente y que pueden vender milagros, venden sanidades y promesas de
prosperidad a la gente.
La Biblia también nos
enseña la historia de Giezi, el siervo de Eliseo. Naamán, un general sirio fue
a buscar a Eliseo confiando que podía hacer algo con la lepra que tenía; cuando
llegó a la vivienda del profeta, Eliseo envió a Giezi a decirle a Naamán que se
sumergiera en el río Jordán siete veces. A pesar de dudarlo el general lo hizo
y fue sanado, después retornó para honrar a Eliseo con algunos presentes pero
el profeta no aceptó las riquezas que le ofreció.
“Después Naamán y
todo su grupo regresaron a buscar al hombre de Dios. Se pararon ante él, y
Naamán le dijo: —Ahora sé que no hay Dios en todo el mundo, excepto en Israel.
Así que le ruego que acepte un regalo de su siervo. Pero Eliseo respondió: Tan
cierto como que el Señor vive, a quien yo sirvo, no aceptaré ningún regalo.
Aunque Naamán insistió en que aceptara el regalo, Eliseo se negó.” (2 Reyes
5:15-16 NTV)
Giezi codició en su
corazón las riquezas que Naamán les ofreció, así que con engaños fue a alcanzar
al general y consiguió que éste le diera el doble de lo que le pidió. Giezi
retornó a su casa, escondió el tesoro y fue al encuentro de Eliseo quien se dio
cuenta de lo que su mal siervo hizo y la lepra de Naamán cayó sobre Giezi; este
mal persistiría aún en su descendencia como castigo. Giezi le cobró por el
milagro a Naamán, pero la enfermedad fue el interés que adquirió de por vida.
Los dones de Dios se
usan para el ministerio y para edificar al pueblo del Señor, no están a la
venta, cada creyente los puede recibir gratuitamente y el único precio son las
rodillas dobladas de los que buscan al Señor en todo momento.
Carlos E. Encinas
CVCLAVOZ
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UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
LA INTEGRIDAD EN EL
TRABAJO
“Y todo lo que
hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; Sabiendo
que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor
servís.” Colosenses 3:23-24 (RVR1960)
El éxito en el trabajo depende del esfuerzo y la
dedicación que ponemos en él. La pregunta es: ¿trabajas de igual manera cuando
nadie te supervisa? Por el contrario, hay personas que aprovechan la ausencia
de sus autoridades para realizar todo aquello que no les es permitido. Revisan
sus mensajes, hacen llamadas, navegan por internet etc. Recuerda que aunque tus
jefes no te vean, Dios si te ve y es responsabilidad nuestra ser fieles
mayordomos de nuestro tiempo.
Por lo tanto, no
trabajes solo para agradar al ojo del hombre, recuerda que Dios está viendo que
haces con tu tiempo y cuan responsable eres en la ejecución del trabajo que se
te ha encomendado.
Cristhian Castillo
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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