Juan 16:21 La Biblia de
las Américas (LBLA)
La obra del Espíritu Santo
7 Pero
yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el
Consolador[d] no vendrá
a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. 8 Y cuando Él venga,
convencerá[e] al mundo
de pecado, de justicia y de juicio; 9 de pecado, porque no
creen en mí; 10 de justicia, porque
yo voy al Padre y no me veréis más; 11 y de juicio, porque
el príncipe de este mundo ha sido juzgado. 12 Aún tengo muchas
cosas que deciros, pero ahora no las podéis
soportar. 13 Pero cuando Él, el
Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que
habrá de venir. 14 El me glorificará,
porque tomará de lo mío y os lo hará
saber. 15 Todo
lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que Él toma de lo mío y os lo hará saber. 16 Un poco más, y ya no me veréis; y de nuevo un
poco, y me veréis. 17 Entonces algunos de
sus discípulos se decían unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: «Un
poco más, y no me veréis,
y de nuevo un poco, y me veréis» y «Porque yo voy al Padre»? 18 Por eso decían: ¿Qué es esto que dice: «Un
poco»? No sabemos de qué habla. 19 Jesús sabía que querían preguntarle, y les dijo: ¿Estáis
discutiendo entre vosotros sobre esto, porque dije: «Un poco más, y no me
veréis, y de nuevo un poco, y me veréis»? 20 En verdad, en verdad
os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará; estaréis
tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. 21 Cuando la mujer está
para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a
luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño[f] haya
nacido en el mundo. 22 Por tanto, ahora
vosotros tenéis también aflicción; pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón
se alegrará, y nadie os quitará vuestro gozo. 23 En aquel día no
me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre, os lo dará en mi nombre. 24 Hasta ahora nada
habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea
completo.
25 Estas
cosas os he hablado en lenguaje figurado[g]; viene el tiempo[h] cuando no
os hablaré más en lenguaje figurado[i], sino que os
hablaré del Padre claramente. 26 En ese día pediréis en
mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, 27 pues el Padre mismo
os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí
del Padre. 28 Salí del Padre y
he venido al mundo; de nuevo, dejo el mundo y voy al Padre. 29 Sus discípulos le dijeron*: He aquí que ahora hablas claramente y
no usas lenguaje figurado[j]. 30 Ahora entendemos que tú sabes todas las cosas, y no necesitas que
nadie te pregunte; por esto creemos que tú viniste de Dios. 31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? 32 Mirad, la hora viene,
y ya ha llegado, en
que seréis esparcidos, cada uno por su lado[k], y me dejaréis
solo; y sin embargo no
estoy solo, porque el Padre está conmigo. 33 Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad[l], yo he vencido
al mundo.
UN ENCUENTRO CON LAPALABRA
REFLEXION
¿Te
diste cuenta de cuán bendecido eres?
Reflexiones
cristianas diarias por CVCLAVOZ.
Mucha
gente es especialista en llevar la cuenta de sus problemas, de los malos ratos,
de las cosas que le hacen falta, pero no se percatan de las bendiciones que
tienen; y tú, ¿Te diste cuenta de cuán bendecido eres?
Se
cuenta de una anciana que tuvo muchos contratiempos. A pesar de todo, poseía
una dulce y alegre expresión y un corazón gozoso.
Cuando
le preguntaron cuál era su secreto, contestó que durante muchos años había
estado llenando un cuaderno de bendiciones. Cada noche escribía en él algo
agradable que había sucedido durante aquel día. A veces era un paseo al que
había sido invitada; otros días, la visita de alguna amistad; otras veces, un
ramo de flores, o un regalito, o bien que alguna de sus macetas había producido
una nueva flor.
Dando la
importancia debida a las bendiciones
Seguramente
conoces gente que se queja de todo, o quizás hasta tu mismo has caído en el mal
hábito de mirar sólo los problemas y olvidar las bendiciones que recibes
diariamente; porque sin importar las circunstancias adversas que estás
atravesando, cada día hay bendiciones que muchas veces las pasamos por alto.
Existen
muchas cosas que no consideramos una bendición, las damos por sentado y no
consideramos que sean importantes; por ejemplo, a veces por la costumbre de
estar sanos todos los días, creemos que la salud es algo que todos disfrutan y
no pensamos que sea una bendición. Tener un techo, alimentos, familia, amigos,
un trabajo, la posibilidad de estudiar, son otras cosas que no consideramos una
bendición cuando en realidad deberíamos sentirnos afortunados de tenerlas.
Las
bendiciones son mucho más que las posesiones materiales, la vida va mucho más
allá de poseer cosas y Dios nos demuestra su amor, cada día, con detalles que a
veces pasan desapercibidos por estar enfocados sólo en las cosas malas.
No
necesitamos esperar mucho ni ir lejos para ver lo bendecidos que somos, basta
con prestar atención para poder dar gracias a Dios por todas las bendiciones
que recibimos a diario.
En el
Salmo 103: 2 el salmista nos da un sabio consejo de gratitud: “Que todo lo que
soy alabe al Señor; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí”
(NTV).
Nunca
olvides todas las cosas buenas que Dios ha hecho por ti y, si te sirve, puedes
seguir el ejemplo de la anciana de la historia e ir anotando cada día las
bendiciones recibidas.
Ana
María Frege Issa
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LAPALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones
cristianas diarias por CVCLAVOZ
Victoria
incuestionable.
Una
madre estaba muy preocupada por sus hijos, desde que su esposo, llamado por la
patria se hallaba lejos sirviendo como enfermero de la Cruz Roja.
Cada día
era una nueva discusión entre ellos, apenas podía aguantar la situación y todos
los días sentada en la cocina, levantaba su corazón a Dios pidiéndole fuerzas.
Un día,
mientras hacía su oración apareció Juan, restregándose las manos con la luz de
la victoria en los ojos, y dijo:
- ¡Lo he
vencido, mamá! ¡He ganado la victoria para siempre! Ya no podrá molestarme más.
La madre
asustada, pálida como la cera, se levantó gritando:
- ¿Qué
le has hecho? ¡Habla… di!
- Le he
pegado las dos bofetadas más fuertes e inesperadas que recibió en su vida y
allí quedó, apoyado en su cama y llorando.
- Pero,
pero pero…- Fue lo único que supo decir ella. Poniéndose de pie iba a salir
cuando el muchacho le impidió el paso.
- Escucha
primero, mamá- Le dijo- Ayer mi hermano me ofendió como nunca antes. Esta
mañana, cuando se despertó en su lecho, me miró con ojos de ira. Yo salté de mi
cama y cuando él vio que me acercaba a la suya se sentó, pensando en
defenderse. Entonces yo, cayendo sobre él, porque soy más fuerte, lo sujeté y
le planté dos besos, uno en cada mejilla. Su sorpresa ha sido tan grande que se
ha caído de espaldas, y se quedó allí llorando. Ahora ya puedes ir a
consolarlo, si quieres…
- Pero,
pero hijo mío.
- ¿Por qué
lo besé, preguntas, mamá? Porque he recordado unas palabras del evangelio:
“Perdona nuestras deudas como perdonamos…”
Muchas
veces perdemos el tiempo enfrascándonos en peleas y discusiones, creando
resentimientos y odio, olvidando que si perdonamos las ofensas de los otros,
también seremos perdonados. “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial” Mateo 6: 14 (RVR 1960)
¿Llevas
mucho tiempo peleado con alguien? ¿Intentaste solucionar las cosas o simplemente
tu orgullo pudo más?
Efesios
4:32 dice: “Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen
corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes
por medio de Cristo” (NTV)
Recuerda
que las palabras ásperas sólo ahondarán la distancia entre tú y la persona que
amas. Acércate con palabras amables e intenta restaurar la relación. Dios te
ayudará.
No
permitas que pase más tiempo, busca a tu amigo, hermano, padre, madre,
compañero, a la persona con la que estés peleada y da el primer paso para la
reconciliación.
Ana
María Frege Issa
CVCLAVOZ
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