Génesis 41:8 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Los sueños de Faraón
41 Y aconteció que al
cabo de dos años[a], Faraón tuvo un
sueño; y he aquí, soñó que
estaba de pie junto al Nilo. 2 Y de pronto[b], del Nilo
subieron siete vacas de hermoso aspecto y gordas[c], y pacían en el
carrizal. 3 Pero he aquí, otras
siete vacas de mal aspecto y flacas[d] subieron
del Nilo detrás de ellas, y se pararon junto a las otras vacas a la orilla del Nilo; 4 y las vacas de mal
aspecto y flacas[e] devoraron
las siete vacas de hermoso aspecto y gordas. Entonces Faraón despertó. 5 Se quedó dormido y
soñó por segunda vez; y he aquí que siete espigas llenas y buenas crecían en
una sola caña. 6 Y he aquí que siete espigas,
menudas y quemadas por el viento solano, brotaron después de aquellas. 7 Y las espigas menudas
devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Entonces Faraón despertó, y he
aquí, era un sueño. 8 Y sucedió que por la
mañana su espíritu estaba turbado, y mandó llamar a todos los adivinos[f] de Egipto,
y a todos sus sabios. Y Faraón les contó sus sueños[g], pero no hubo
quien se los pudiera interpretar a Faraón.
9 Entonces el jefe de
los coperos habló a Faraón, diciendo: Quisiera hablar hoy de mis faltas[h]. 10 Cuando
Faraón se enojó con sus siervos y me puso bajo custodia en la casa del capitán
de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos, 11 él
y yo tuvimos[i] un sueño
en una misma noche; cada uno de nosotros soñó según la interpretación de su propio sueño. 12 Y estaba allí con nosotros un
joven hebreo, un siervo del capitán de la guardia; y se los contamos, y él nos
interpretó los sueños. A cada uno interpretó su[j] sueño. 13 Y
aconteció que tal como nos lo había interpretado, así sucedió; a mí me
restableció Faraón en
mi puesto, pero al otro[k] lo ahorcó.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Cuando
las olas golpean incesantemente
Reflexiones
cristianas diarias por CVCLAVOZ
Muchas
veces nos sentimos como pequeñas piedras cuando las olas golpean
incesantemente.
En la
costa del Pescadero, en California, se encuentra la famosa Pebble Beach (Playa
de los Guijarros); allí las olas nunca cesan de dar contra los guijarros de la
playa.
Las olas
hacen chocar los guijarros unos con otros y las proyectan contra las escarpadas
rocas. Día y noche el roce y desgaste de las piedras entre sí continúa sin
parar. Los turistas de todas partes del mundo van a recoger los guijarros tan
lindos y pulidos para usarlos como adorno.
Cerca de
Pebble Beach hay un acantilado contra el cual se lanza impotente el furioso
oleaje. En una pequeña bahía, quieta, al abrigo del escarpado, se encuentran
muchos guijarros también, pero no los busca nadie. No han sufrido el
persistente vapuleo de las olas, por lo tanto, son angulosas, ásperas,
ordinarias.
¿Cansado
de las pruebas?
Es muy
probable que estés agotado con las diferentes pruebas que atraviesas y, más
aún, en este tiempo de tanta incertidumbre en el que la pandemia ha cambiado
radicalmente la vida para muchos.
Pero,
cuando las olas golpean incesantemente, tenemos la oportunidad de mostrar lo
genuino de nuestra fe; es en lo adverso de las circunstancias cuando Dios nos
pule y refina.
Estas
pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma
manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho
más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas
pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea
revelado a todo el mundo.
1 Pedro
1:7 (NTV)
¿Sientes
que las olas golpean incesantemente?
A través
de las circunstancias difíciles, Dios va puliendo nuestro carácter, va
transformando nuestras vidas, quitando todo aquello que no le agrada y que nos
impide ser las personas que podríamos llegar a ser.
Para
poder alcanzar el propósito que tiene para nuestras vidas, debemos pasar por
tiempos de transformación. ¿Estás listo?.
Ana
María Frege Issa
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones
cristianas diarias por CVCLAVOZ
Todo
proceso cuesta…
La vida
cristiana es un constante proceso de crecimiento. Si nos detuviéramos a pensar
por cuántas circunstancias hemos atravesado desde el momento en que decidimos
depositar nuestra confianza en Dios, nos quedaríamos perplejos de cuánto hemos
progresado hasta el día de hoy.
Debemos
entender que el Señor no hace nada porque sí, ya que detrás de muchas de las
cosas que vivimos el propósito principal es: “Aprender a confiar en Dios”, a
descansar en sus brazos sabiendo que Él tomará el control sobre cualquier
circunstancia.
“Pero
también nos alegra tener que sufrir, porque sabemos que así aprenderemos a
soportar el sufrimiento. Y si aprendemos a soportarlo, seremos aprobados por
Dios. Y si él nos aprueba, podremos estar seguros de nuestra salvación. De eso
estamos seguros: Dios cumplirá su promesa, porque él nos ha llenado el corazón
con su amor, por medio del Espíritu Santo que nos ha dado.” Romanos 5:3-5 (TLA)
Dios
desea que crezcamos en amor, paciencia, fe, servicio, pureza, conocimiento de
Cristo y en todo, pero muchas veces nuestra impaciencia nos hace estancarnos en
donde empezamos. Por ejemplo, cuando se presentan ciertas dificultades en
nuestro camino, le pedimos paciencia a Dios, con el pensamiento de que Él
quitará esa dificultad sin pensar en el verdadero propósito del mismo.
Y es ahí
justamente donde comienzan nuestras frustraciones, porque en lugar de ello,
notamos que empezamos a ser atacados por circunstancias que lamentablemente nos
llevan en el sentido opuesto al que creíamos y terminamos preguntándonos: ¿Qué
está haciendo Dios? ¿Me habrá escuchado? “Creo que entendió al revés”.
Y no
queremos entender que ese tipo de situaciones son parte del proceso, donde Dios
trabaja en nuestra impaciencia rompiendo nuestras costumbres y moldes, lo cual
siempre producirá dolor, pero el resultado será sorprendente.
Si hoy
te hallas en medio del proceso y, por lo difícil que ha sido para ti has
intentado suprimirlo de tu vida, quiero animarte a que en lugar de lamentarte y
frustrarte, dejes que Dios tome control de todo y que sea Él quien le dé forma
a tu vida, porque después de dejar que Dios haga lo suyo en esos procesos, no
volverás a ser el mismo. ¿Estás dispuesto a intentarlo?
Ruth
Mamani
CVCLAVOZ
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