Lucas 14:21-23 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Parábola de la gran cena
15 Cuando uno de los que estaban sentados[o] con El a la mesa oyó esto, le dijo: ¡Bienaventurado[p] todo el que coma pan en el reino de Dios!16 Pero El le dijo: Cierto hombre dio una
gran cena, e invitó a muchos;17 y a la hora de la
cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: “Venid, porque
ya todo está preparado.” 18 Y todos a una
comenzaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un terreno[q]y necesito ir a
verlo; te ruego que me excuses.” 19 Y otro dijo: “He
comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses.” 20 También otro dijo:
“Me he casado, y por eso no puedo ir.”21 Cuando el siervo
regresó, informó de todo esto
a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: “Sal
enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres,
los mancos[r], los ciegos y
los cojos.” 22 Y el siervo dijo:
“Señor, se ha hecho lo que ordenaste, y todavía hay lugar.” 23 Entonces el señor
dijo al siervo: “Sal a los caminos y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene
mi casa. 24 “Porque os digo que
ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena.”
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Amor que transforma
Había en una escuela
un muchacho tan indisciplinado que el maestro, después de haberle aconsejado y
castigado muchas veces sin resultado, tuvo que, finalmente, expulsarlo.
Al día siguiente, acudió
la madre del muchacho a suplicar al maestro que lo admitiera de nuevo:
- Me es imposible –
contestó este- Su mal ejemplo hace malos a los otros niños. No puedo permitir
que vuelva.
- Pero, señor, ¿qué
será de él? Si usted no lo readmite irá de mal en peor y será un miserable.
¡Tenga compasión de esta pobre madre!
Ante los ruegos
insistentes de la triste mujer, el maestro se conmovió. Sin embargo, sabía que
la readmisión del muchacho malo volvería a ser causa de disgustos y malos
ejemplos, lo cual él no podía consentir. Finalmente, una idea le vino a la
mente.
- Si yo vuelvo a
admitir al niño - dijo dirigiéndose a los demás muchachos- ¿Hay alguien entre
ustedes que quiera ser su fiador?
Después de unos
minutos de silencio en que sólo se oían los sollozos de la madre, se oyó una
vocecita:
- Yo, señor.
- ¿Tu, Tomás? –
Preguntó el maestro. ¿Sabes qué es ser fiador de tu compañero?
- Sí, señor, que si
él se porta mal, yo sufriré el castigo.
- ¿Y estás dispuesto
a ello?
- Sí, señor.
- Bien, pues que se
siente a tu lado el muchacho.
La madre se fue y el
incorregible muchacho se sentó a lado de su fiador.
Ese día no hubo
castigo para Tomás, ni tampoco al día siguiente. Después de aquel momento un
cambio maravilloso se operó en el muchacho mayor, siendo su conducta cada vez
más satisfactoria. Consideraba como cuestión de honor que su pequeño fiador no
fuese castigado por culpa de él, y lo que ni las amonestaciones y castigos del
maestro ni las lágrimas de la madre habían podido lograr fue conseguido por la
actitud de su pequeño compañero.
Con el tiempo el
muchacho llegó a ser ayudante en la escuela y más tarde misionero en el África,
donde pasó el resto de su vida hablando de aquel otro Fiador que llevó el
castigo de nuestros pecados, cuyo amor y sacrificio es el único móvil capaz de
transformar nuestras vidas.
No son pocos los
casos de niños, y aún personas adultas, que cambian su comportamiento cuando
son tratados con amor. En este caso, el muchacho que tenía un comportamiento
problemático, vio cómo había alguien dispuesto a sacrificarse para que él
tuviera nuevamente la oportunidad de asistir a la escuela.
¿No te ha pasado que
cuando alguien te ama te esfuerzas por ser mejor cada día y procuras no decepcionarlo?
Ese mismo debe ser
nuestro comportamiento hacia Dios, quien por amor a nosotros mandó a su Único
Hijo para que asumiera las consecuencias de nuestras faltas y transgresiones y
muriera en una cruz por amor. Él siendo inocente se encargó de pagar nuestras
culpas.
“En esto consiste el
amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados” 1
Juan 4:10 (NTV)
Si realmente hemos
entendido el mensaje de amor de Dios, procuraremos no sólo retribuirle su amor
siendo buenos hijos suyos, sino que haremos lo mismo por los demás,
demostrándoles con nuestros actos que los amamos más allá de sus defectos e
imperfecciones. El amor puede mucho más que las reprensiones o los castigos y
prueba de ellos son los millones de personas que cambiaron al experimentar el
amor de Dios y del prójimo.
El amor es uno de los
instrumentos más poderosos que tenemos para transformar la vida de los demás.
¡No esperes más, ve y ama como Jesús nos enseñó!
Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Respuestas
especificas a tus necesidades reales
Dios puede hacer lo imposible.
“Poco después, Jesús fue con sus discípulos a la aldea
de Naín, y una multitud numerosa lo siguió. Cuando Jesús llegó a la entrada de
la aldea, salía una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único
hijo de una viuda, y una gran multitud de la aldea la acompañaba. Cuando el
Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores», le dijo. Luego se
acercó al ataúd y lo tocó y los que cargaban el ataúd se detuvieron. «Joven
—dijo Jesús—, te digo, levántate». ¡Entonces el joven muerto se incorporó y
comenzó a hablar! Y Jesús lo regresó a su madre. Lucas 7: 11-15 (NTV)
Muchas veces creemos
erróneamente que Dios es un ser distante, que no comprende nuestro dolor,
nuestra frustración y que tampoco le interesa lo que nos sucede. Sin embargo,
en este relato, como en otros, podemos ver que Jesús sentía misericordia por
los que sufrían; es más, dice que su corazón “rebosó de compasión”
¿Qué es lo que te
quita el sueño? ¿Cuál es la causa de tus lágrimas? ¿No tienes a quién acudir?
Queremos que sepas
que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, su poder, amor y compasión no han
cambiado y Él quiere ayudarte, sanar tus heridas, restaurar tu vida. ¡No hay
nada imposible para Dios!
Si necesitas que te
apoyemos en oración o deseas recibir consejo, no dudes en escribirnos.
¡Queremos ayudarte!
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