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Ezequiel 21:17 La Biblia de las Américas
La
espada del Señor
13 Porque la prueba está hecha; ¿y qué si el cetro[j] mismo que desprecia la espada deja de existir?
—declara el Señor Dios.
14 Tú, pues, hijo de hombre,
profetiza y bate palmas;
sea la espada
duplicada y triplicada,
la espada para los
muertos.
Es la espada de la
gran víctima,
que los tiene
rodeados,
15 para que sus corazones se acobarden[k] y caigan muchos.
En todas sus puertas
he puesto la espada reluciente.
¡Ah!, hecha para
centellear,
pulida[l] para la matanza.
16 Muéstrate afilada[m], ve a la derecha; prepárate, ve a la
izquierda,
adondequiera que tu
filo[n] sea dirigido.
17 También yo batiré palmas,
y aplacaré[o] mi furor.
Yo, el Señor, he hablado.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Puedes corregir el pecado de tu vecino o hermano?
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
A veces nos encontramos en situaciones en las que no podemos
corregir el pecado, quizá por miedo a molestar o causar distancia con alguien
que apreciamos, pero olvidamos que la exhortación es una ayuda, para aquel que
se está desviando, y un deber para nosotros.
¿Cómo corregir el pecado?
Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor
de Jehová los hombres se apartan del mal.
Proverbios 16:6 (RVR 1960)
La Biblia nos enseña a corregir el pecado con dos armas
poderosas, la misericordia y la verdad. Es decir, tener compasión por el
pecador, amarlo y mirarlo en la condición de debilidad; pero, también debe
prevalecer «la verdad» y ser honestos, porque sus acciones solamente le
apartarán de Dios y de su voluntad, además tendrá terribles consecuencias para
su vida.
Mi deber es ser atalaya
Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel;
oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo
dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para
que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá
por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al
impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por
su maldad, pero tú habrás librado tu alma.
Ezequiel 3:17-19 (RVR 1960)
El atalaya es un centinela, un guardián que no duerme, su
función es vigilar y prevenir a los demás de algún peligro o evento. La Biblia
dice que Dios nos dio la responsabilidad de ser centinelas, para que advirtamos
a aquellos que deciden ir por el mal camino. Así mismo, nos advierte que la
desobediencia podría costarnos carísimo.
Si conoces a alguien que está tomando decisiones equivocadas, te
animo a advertirle y corregir el pecado, comparte el mensaje del Señor para que
se arrepienta y tenga la oportunidad de salvar su alma; aunque no te escuche,
recuerda que hiciste tu parte.
Shirley Chambi
CVCLAVOZ
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Renuevo » Reflexiones » Ésta carta es para leer a Solas… Léela!!
Cuando yo tenía trece años, mi familia se había mudado al sur de
California del norte de la Florida un año antes. La adolescencia me había
golpeado fuertemente.
Me mostraba enojado y rebelde, y prestaba muy poca atención a lo
que decían mis padres, en especial si se refería a mi. Como tantos
adolescentes, luchaba por evadir todo aquello que no concordara con la imagen
que tenía del mundo.
Al creerme un joven “brillante que no necesitaba consejos”,
rechazaba toda manifestación abierta de cariño. De hecho, me enojaba al
escuchar la palabra amor.
Una noche, después de un día especialmente difícil, me encerré
enojado en mi habitación y me fui a la cama. Mientras yacía allí en la
intimidad de mi dormitorio, mis manos se deslizaron debajo de la almohada.
Encontré un sobre que decía, “Para leer a solas”.
Puesto que estaba solas, nadie sabría si lo leería o no, así que
lo abrí.
Decía: “Mike, sé que tu vida es difícil ahora, sé que te sientes
frustrado y que no siempre hacemos las cosas bien. También sé que te amo con
toda el alma y que nada de lo que digas o hagas podrá cambiar eso.
Estaré siempre a tu lado por si necesitas hablar, y si no, no te
preocupes. Soló quiero que sepas que no importa a dónde vayas o lo que hagas en
tu vida, siempre te amaré y me sentiré muy orgullosa de que seas mi hijo.
Estaré siempre contigo y te quiero, eso nunca cambiará. Con amor Mamá.”
Esa fue la primera de varias cartas “para leer a solas”. Nunca
se mencionaron hasta que fui adulto.
Hoy en día viajo por todo el mundo ayudando a la gente. Al final
de un día que me encontraba en Sarasota, Florida, dando un seminario, una dama
se me acercó para confiarme los problemas que tenía con su hijo.
Caminamos por la playa y le conté acerca del eterno amor de mi
madre y de las cartas “para leer a solas”. Varias semanas después recibí una
tarjeta en la que me decía que le había escrito su primera carta a su hijo.
Aquella noche, cuando me fui a la cama, puse mis manos debajo de
la almohada y recordé el alivio que sentía cada vez que recibía una carta.
Justo antes de quedarme dormido, agradecí a Dios que mi madre supiera lo que
yo, un adolescente rebelde, necesitaba.
Hoy, cuando hay tempestades en los mares de la vida, tengo la
certeza de que bajo mi almohada existirá siempre aquel testimonio de que el
amor-constante, perdurable e incondicional transforma la vida.
Mike Staver, Sopa de pollo para El Alma de la Madre.
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