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Lucas 16:9 La Biblia de
las Américas (LBLA)
El mayordomo infiel
16 Decía también Jesús a los discípulos: Había
cierto hombre rico que tenía un mayordomo; y éste fue acusado ante él de
derrochar sus bienes. 2 Entonces
lo llamó y le dijo: “¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu
administración, porque no puedes ser más mayordomo.” 3 Y el mayordomo se
dijo a sí mismo: “¿Qué haré? Pues mi señor me quita la administración. No tengo
fuerzas para cavar, y me da vergüenza mendigar. 4 “Ya sé[a] lo que
haré, para que cuando se me destituya de la administración me reciban en sus
casas.” 5 Y
llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: “¿Cuánto le
debes a mi señor?” 6 Y
él dijo: “Cien barriles[b] de
aceite.” Y le dijo: “Toma tu factura, siéntate pronto y escribe cincuenta.” 7 Después dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?” Y él respondió: “Cien medidas[c] de trigo.”
El le dijo*: “Toma tu factura y escribe ochenta.” 8 El señor elogió al
mayordomo injusto porque había procedido con sagacidad, pues los hijos de este
siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes[d] que los
hijos de la luz. 9 Y
yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas[e] injustas,
para que cuando falten, os reciban en las moradas eternas. 10 El que es fiel en lo
muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco,
también es injusto en lo mucho. 11 Por tanto, si no
habéis sido fieles en el uso de las
riquezas[f]injustas, ¿quién
os confiará las riquezas verdaderas? 12 Y si no habéis sido
fieles en el uso de lo
ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro[g]?13 Ningún siervo[h] puede
servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a
uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas[i].
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
El Interés que no
aprovecha en la Biblia
Por Pastor Carlos Vargas Valdez 3
Por Pastor Carlos Vargas Valdez 3
El Interés que no aprovecha en la Biblia.
“Ciertamente les
aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron
pan hasta llenarse.” Juan 6:26 (NVI)
En tiempos de
elecciones los políticos intentan convencer a las multitudes que son la mejor
opción. Y se afanan por lograr mayor cantidad de adeptos. Lamentablemente, se
utilizan elementos de presión para lograrlo y por lo general cada acto político
está lleno por el apoyo que la comida y la bebida provoca en las personas.
En Buenos Aires, es
habitual que entreguen choripan y coca cola. En consecuencia aquellos políticos
que tienen mayores recursos económicos son los que consiguen los actos con
mayor asistencia. Y en cada acto, el discurso siempre trata de seducir al
auditorio y se cuidan mucho de lo que dicen para no herir la susceptibilidad
del público.
Jesucristo es
totalmente lo opuesto. Su fama crecía en forma exponencial. Y luego del milagro
de la multiplicación de los panes y los peces, en lugar de ser seguido por
cientos de personas, era seguido por miles. ¡Cualquier político hubiera deseado
tener ese nivel de popularidad!
Y frente a la
multitud que lo aclamaba, Jesucristo hace esta declaración: Me siguen porque
les di comida. Se están equivocando. Y los enfrenta con su cruda realidad. En
lugar de decirles palabras lindas para que lo continúen siguiendo, Cristo les
declara la verdad. Ellos lo seguían por interés. Y ese tipo de seguidores a El
no le interesaban.
Hoy no encontramos
esta claridad de mensaje. Nos acostumbramos a tener un discurso poco ofensivo y
conciliador, que intenta no ofender al auditorio para lograr que los que
asisten a los templos lo sigan haciendo. Estamos igual que los políticos tratando
de convencer con algún medio que se acerquen a escuchar palabras lindas. Y nos
olvidamos del ejemplo de Jesucristo que nos muestra claramente que el fin no
justifica los medios. A Él no le interesaba tener un auditorio colmado de
interesados por un poco de pan. Pero nosotros medimos el éxito de un culto por
la cantidad de personas que asisten, sin importar que tipo de mensaje estamos
entregando.
Jesucristo fue bien
claro en su exposición, y muchos se ofendieron por lo que dijo. Tanto que
dejaron de seguirle. Hoy Cristo nos desafía a hablar con Su Verdad, a predicar
el evangelio sin acomodar el discurso pensando que alguien puede ofenderse.
¿Hubieras seguido a Jesús o te hubieras ido a tu casa?
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
No es con tus fuerzas.
Nehemías era copero
del rey Artajerje y se encontraba lejos de su pueblo. Cuando se enteró que su
pueblo había sido destruido, se puso a llorar, ayunar y orar a Dios.
¿Cómo reaccionas tú cuando
ves que tu familia está en ruinas? ¿Buscas a Dios como Nehemías lo hizo o
intentas arreglar según tus fuerzas?
Nehemías era un
hombre de oración que nunca dudó de Dios, él sabía que con sus fuerzas no iba a
lograr nada y que la verdadera victoria estaba en pedir ayuda a Dios. Era
consciente de que restaurar Jerusalén no dependía de un ejército o de fuerza
propia, sino del Espíritu del Señor.
“Oh Señor, Dios del
cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los
que te aman y obedecen tus mandatos, ¡escucha mi oración! Mírame y verás que
oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es
cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente
al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste
por medio de tu siervo Moisés. Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu
siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré entre las naciones; pero si
vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos, entonces aunque
se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra, yo los
volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado”. ¡Oh Señor,
te suplico que oigas mi oración! Nehemías 1:5-11 (NTV)
Con estas palabras, Nehemías,
empezó a luchar por su pueblo y aunque no fue fácil restaurar su nación, nunca
se rindió. Su fe en Dios era más grande que su adversidad y no dejó que el
problema le afectará o desanimará; y en todo momento se mantuvo firme,
confiando en el Dios grande y poderoso que tenía.
Nehemías nos enseña
que hay restauración si buscamos a Dios y confiamos en Él. Que todo es posible
si Dios está con nosotros. Tú también puedes lograr la restauración de tu
matrimonio o familia. Porque todo es posible, si tienes fe. “Los que confían en
mí nunca serán avergonzados dice el Señor” (Isaías 49:23)
Nunca es tarde para
luchar por la familia, solamente necesitas buscar a Dios y dejar que Él te
guíe. «¡No le tengan miedo al enemigo! ¡Recuerden al Señor, quien es grande y glorioso,
y luchen por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus esposas y sus casas!».
Nehemías 4:14 (NTV)
Diego Jora
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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