http://unencuentroconlapalbra.blogspot.com.co/
Salmos 49:15 La Biblia de
las Américas (LBLA)
La insensatez de confiar en las riquezas
Para el director del
coro. Salmo de los hijos de Coré.
49 Oíd esto, pueblos todos;
escuchad, habitantes todos del mundo,
2 tanto humildes como encumbrados,
ricos y pobres juntamente.
3 Mi boca hablará sabiduría,
y la meditación de mi corazón será entendimiento.
4 Inclinaré al proverbio mi oído,
con el arpa[a] declararé[b] mi enigma.
escuchad, habitantes todos del mundo,
2 tanto humildes como encumbrados,
ricos y pobres juntamente.
3 Mi boca hablará sabiduría,
y la meditación de mi corazón será entendimiento.
4 Inclinaré al proverbio mi oído,
con el arpa[a] declararé[b] mi enigma.
5 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad
cuando la iniquidad de mis enemigos[c] me rodee,
6 de los que confían en sus bienes
y se jactan de la abundancia de sus riquezas?
7 Nadie puede en manera alguna redimir a su hermano,
ni dar a Dios rescate por él,
8 porque la redención de su alma[d] es muy costosa,
y debe abandonar el intento para siempre,
9 para que viva eternamente,
para que no vea corrupción[e].
cuando la iniquidad de mis enemigos[c] me rodee,
6 de los que confían en sus bienes
y se jactan de la abundancia de sus riquezas?
7 Nadie puede en manera alguna redimir a su hermano,
ni dar a Dios rescate por él,
8 porque la redención de su alma[d] es muy costosa,
y debe abandonar el intento para siempre,
9 para que viva eternamente,
para que no vea corrupción[e].
10 Porque él ve que aun los
sabios mueren;
el torpe y el necio perecen de igual manera,
y dejan sus riquezas a otros.
11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas[f],
y sus moradas por todas las generaciones;
y a sus tierras han dado sus nombres.
12 Mas el hombre, en su vanagloria[g], no permanecerá;
es como las bestias[h] que perecen[i].
el torpe y el necio perecen de igual manera,
y dejan sus riquezas a otros.
11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas[f],
y sus moradas por todas las generaciones;
y a sus tierras han dado sus nombres.
12 Mas el hombre, en su vanagloria[g], no permanecerá;
es como las bestias[h] que perecen[i].
13 Este es el camino de los insensatos,
y de los que después de ellos aprueban sus palabras. (Selah[j])
14 Como ovejas son destinados para el Seol[k],
la muerte los pastoreará,
los rectos los regirán por la mañana;
su forma[l] será para que el Seol la consuma,
de modo que no tienen morada[m].
15 Pero Dios redimirá mi alma del poder[n] del Seol,
pues El me recibirá. (Selah)
y de los que después de ellos aprueban sus palabras. (Selah[j])
14 Como ovejas son destinados para el Seol[k],
la muerte los pastoreará,
los rectos los regirán por la mañana;
su forma[l] será para que el Seol la consuma,
de modo que no tienen morada[m].
15 Pero Dios redimirá mi alma del poder[n] del Seol,
pues El me recibirá. (Selah)
16 No temas cuando alguno se enriquece,
cuando la gloria[o] de su casa aumenta;
17 porque nada se llevará cuando muera,
ni su gloria[p] descenderá con[q] él.
18 Aunque mientras viva, a sí mismo[r] se felicite
(y aunque los hombres te alaben cuando prosperes),
19 irá a reunirse con la generación de sus padres,
quienes nunca verán la luz.
20 El hombre en su vanagloria[s], pero sin entendimiento,
es como las bestias[t] que perecen[u].
cuando la gloria[o] de su casa aumenta;
17 porque nada se llevará cuando muera,
ni su gloria[p] descenderá con[q] él.
18 Aunque mientras viva, a sí mismo[r] se felicite
(y aunque los hombres te alaben cuando prosperes),
19 irá a reunirse con la generación de sus padres,
quienes nunca verán la luz.
20 El hombre en su vanagloria[s], pero sin entendimiento,
es como las bestias[t] que perecen[u].
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Cristianos – ¿Tu corazón está realmente limpio?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocional para Jovenes, Devocionales Biblicos 3 Comentarios
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocional para Jovenes, Devocionales Biblicos 3 Comentarios
Devocionales Cristianos – ¿Tu corazón está realmente limpio?
Aunque al gerente de
aquella empresa le advirtieron que el nuevo asistente financiero tenía un
historial de fraudes en otras factorías, sintió paz cuando vio la hoja de vida.
Sin duda reunía las características profesionales que necesitaban. “No creo que
alguien haya hecho un recorrido así sea un timador“, razonó.
Sin mayores
miramientos aprobó su ingreso, el cual fue avalado por la junta directiva.
“Considero que se trata de una buena contratación”, les dijo.
Once meses después
descubrieron un desfalco progresivo y, tan bien disimulado, que resultó difícil
comprobar los faltantes. Además muchos recibos que soportaban compras de
insumos, eran falsos.
Aquél hombre los
había engañado. Aunque atrayente en su imagen y con facilidad de expresión, el
problema estribaba en lo que guardaba en su corazón. No había transparencia en
sus acciones, y aunque se amparara en un buen desenvolvimiento pasado, temprano
o tarde iba a aflorar lo que en verdad sentía.
Igual con el joven
que llegó a la congregación. Al pastor le llamó la atención el tamaño de la
Biblia que siempre llevaba. Era bastante grande. “Las letras son más fáciles de
ver”, les explicó.
Vestía
impecablemente. Sabía muchos versículos bíblicos y, además, manifestaba un vivo
interés por predicar a todos acerca de las Buenas Nuevas.
–Será un buen líder
en nuestra congregación—dijo un día a sus inmediatos colaboradores.
–Es probable que sí.
Tiene mucha disposición para la obra—coincidió con él, el diácono
administrativo.
Sólo la voz de una
anciana, a cargo del grupo de oración, constituyó la nota discordante:
–Yo
considero—dijo—que debemos esperar un tiempo. Analicemos su testimonio. Luego
veremos–.
–No sea tan
prevenida—intervino alguien–. Uno no debe ni puede moverse alrededor de
prejuicios. Hermana, por favor, recuerde los principios del amor cristiano…—
La mujer prefirió
callar. Y el tiempo le dio la razón…
Tres meses después y
para escándalo de todos, una de las jovencitas del grupo de alabanza había
caído en inmoralidad con él. La sedujo e incluso, parapetándose tras unos
versículos bíblicos, le hizo creer que no había nada de malo en lo que hacían.
Y desapareció, cuando comprobó, días después, que la chica estaba en embaraza.
–Yo les advertí…—dijo
la anciana el día que se reunieron a analizar el caso.
–Lo sabemos, hermana.
Pero no es hora de lamentarnos sino de encontrar una salida–, le interpeló el
pastor.
¿Se ha preguntado
cuántas veces fuimos víctimas del engaño por guiarnos por las apariencias de
los demásí¿Ha meditado en el sinnúmero de ocasiones en las que usted obró
movido más por lo que hay dentro de su corazón que por los buenos principios
que deben motivarlo en todo su desempeño social, eclesial y familiar?
¿Qué hay en su
corazón?
Pregúntese con
detenimiento, ¿Qué hay en mi corazón? “¿Todavía albergo maldad o estoy limpio y
dejándome tratar por el Señor de manera que se produzca una transformación en
mi forma de pensar y de actuar?”
Lo que hay dentro
nuestro es muy importante, porque lleva a la práctica lo que guardamos en el
corazón, incluso lo que nadie jamás imagino. Al respecto el Señor Jesús enseñó:
“El bien que hacen los buenos proviene de lo que hay en el corazón, y el mal
que hacen los malos proviene de lo que hay en su corazón, porque las palabras
denuncian lo que hay en el corazón” (Lucas 6:45. Versión La Biblia, la Palabra
de Dios para todos).
Hombres y mujeres de
corazón limpio, en el que no anide la maldad, que se alimenten de cosas buenas
y no del engaño, donde no hallen cabida la mentira, las conversaciones
deshonestas, la vulgaridad, la pornografía y la hipocresía, es lo que Dios
anhela.
En su magistral
intervención en el Sermón de la Montaña, el Maestro destacó como “Afortunados
los que tienen corazón puro, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8. Versión La
Biblia, la Palabra de Dios para todos).
Un mundo interior
atormentado, en el que se forman grandes huracanes, movido por la pasión, nos
arrastra con la corriente del mundo y paralelamente nos distancia de Dios.
Alguien con quien
hablé un domingo, después del servicio religioso, me explicaba lo profundo que
había calado el mensaje en su corazón. Es gerente comercial de una importante
empresa en Santiago de Cali. Tiene reconocimiento social, solidez económica y
una familia encantadora. Si embargo, su vida es un desastre.
Tras revisar el
panorama que ofrecía todo alrededor, descubrimos que tenía todas las
condiciones a favor. El problema no estaba en los demás; el problema estaba en
él. Y coincidimos en que, superar aquella crisis, obligaba un examen cuidadoso
de lo que guardaba en su corazón y abrirle las puertas al Señor Jesús para que
operara la transformación anhelada. Aquél hombre fue libre. Se abrió, sin
prejuicio alguno, al mover de Dios. Y cuando eso ocurre, Dios se glorifica…
Un corazón limpio,
parte de una actitud…
Nadie cambia bajo presión.
El borracho no dejará de beber porque su esposa le dé cantaleta. El hijo
drogadicto no abandonará el vicio por mucho que sus padres decidan dejarlo
durmiendo en la calle. El adúltero no se apartará de su mal proceder porque la
esposa, gritando, le anuncie la disposición de divorciarse.
El cambio comienza
con una actitud. Primera, de reconocer que las cosas no andan bien en nuestra
vida, y la segunda, el convencimiento de que es urgente aplicar algunos
cambios.
La mejor fórmula la
ofreció el apóstol Pedro al dirigirse a los creyentes del primer siglo y
también a nosotros hoy: “Entonces, no hagan ningún mal: no digan mentiras, no
sean hipócritas, no sean envidiosos ni se maldigan unos a otros. Sean como
bebés recién nacidos y busquen con ansia la leche espiritual pura. Así podrán
crecer y ser salvos, ya que han saboreado lo bueno del Señor” (1 Pedro 2:1-3.
Versión La Palabra de Dios para todos).
Hay dos elementos
significativos para resaltar. El primero, la disposición que debe nacer de lo
más profundo de nuestro ser para cambiar. Y la segunda, tomar conciencia que el
propósito de Dios es que crezcamos en las dimensiones personal y espiritual, lo
que amerita una transformación que sólo Él puede ayudarnos a alcanzar.
El plan de nuestro
Creador es que haya cambio en nuestra forma de vida, resultado de un corazón
limpio en el que Dios ocupe el primer lugar. No de otra manera se explica que,
como lo explica Pedro, Él “…los rescató a ustedes de la vida sin sentido que llevaban
antes; así vivían sus antepasados, y ellos les enseñaron a ustedes a vivir de
la misma manera. Pero ustedes saben muy bien que el precio de su libertad no
fue pagado con algo pasajero como el oro o la plata, sino con la sangre
preciosa de Cristo, quien es como un cordero perfecto y sin mancha” (1 Pedro
1:18, 19. Versión La Palabra de Dios para todos)
Cuando reconocemos
que estamos actuando mal y que reincidimos en esa conducta, causándole daño a
quienes nos rodean y por supuesto, a nosotros mismos, debemos meditar en el
hecho de que es hora de “romper los paradigmas”.
Muchos de los
principios de vida que aprendimos en la familia, en la universidad o en el
trabajo no son necesariamente los mejores, así todos los practiquen. Es
necesario reemplazar esos patrones de comportamiento por los principios que
aprendemos cada día en la Biblia. Constituyen el camino al éxito y a la
realización en todos los órdenes.
Un corazón limpio nos
acerca a Dios
La Biblia nos enseña
que cuando permitimos que se produzca una limpieza en nuestro corazón, logramos
un acercamiento e intimidad permanentes con Dios nuestro Hacedor: “¿Quién puede
subir al monte del SEÑOR? ¿Quién puede entrar y adorarlo en su templo santo? El
de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos ni ha hecho faltas
promesas. Esta gente lleva a otros las bendiciones del SEÑOR, y busca que Dios
el Salvador haga justicia” (Salmo 24:3-5. Versión La Palabra de Dios para
todos)
Limpiar nuestro ser
interior tiene dos efectos altamente beneficiosos. El primero, es mantenernos
en contacto con el Supremo Hacedor, en Su presencia. Y el segundo, ser
bendecidos por Él y convertirnos en instrumentos de bendición para quienes nos
rodean.
Los grandes hombres
de la Biblia como Abraham, José, Moisés, Gedeón, David y Salomón, para colocar
sólo unos ejemplos, fueron bendecidos por el Señor e impactaron con bendición a
sus congéneres. ¿Por qué ocurrió esto? Porque Dios mira lo que hay dentro del
corazón, no las apariencias. Y no podemos olvidar que justamente por dejarnos mover
por lo que “ven nuestros ojos” hemos cometido grandes equívocos con las
personas que tenemos enfrente.
Dios te ayudará a
cambiar
¿Cómo poder cambiar y
empezar de nuevo una vida que nos conduzca al crecimiento personal y
espiritual? La respuesta es sencilla: permitiéndole a Dios que tome el control.
Él como poderoso gigante y como experimentado Capitán, llevará la embarcación
de nuestra existencia a puerto seguro.
Fue Dios mismo quien
hizo este anuncio y a la vez promesa a Su pueblo: “Cuando regresen, echarán de
allí todas las cosas detestables y todo lo que profana. Entonces les daré un
corazón sincero y un espíritu nuevo. Cambiaré el corazón de piedra que tienen
por uno de carne para que cumplan mis leyes y obedezcan mis mandamientos.
Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios” (Ezequiel 11:18-20. Versión
La Biblia, la Palabra de Dios para todos).
Recuerde que se
dirigía en particular a los israelitas que estaban cautivos en Babilonia como
consecuencia de su pecado y alejamiento del Señor. Les dijo que, si se volvían
a Él, produciría un enorme cambio en sus corazones, que redundaría en tres
factores: el primero, un corazón renovado; el segundo, asumir nuevos parámetros
de conducta en consonancia con las Escrituras y, el tercero, andar en rectitud ante
el Creador, siendo agradables en Su presencia.
Hoy es el día para
comenzar esa transformación. ¿De qué manera? Reciba al Señor Jesús como su
único y suficiente Salvador. Dígale en una sencilla oración: “Amado Señor
Jesucristo, te recibo en mi corazón. Gracias por perdonar mis pecados y
ofrecerme una nueva vida. Cambia mi corazón y haz de mi la persona que tú
quieres que yo sea. Amén”
¡Lo felicito! Ha dado
el mejor y más grande paso. Es lo mejor que pueda haber ocurrido en su
existencia. Ahora tengo para usted tres sugerencias: la primera, que hable con
Dios diariamente. Orar es hablar con Dios. Contarle todo lo que hay dentro de
nosotros. Expectativas, sueños frustraciones, todo.
La segunda, que
aprenda principios de vida exitosa, contenidos en la Biblia. Le ayudarán a
crecer como persona y en su desenvolvimiento espiritual. Y la tercera, que
comience a congregarse en una iglesia cristiana. La comunión con otros hermanos
en la fe y el pastoreo permanente que recibirá, serán altamente beneficiosas
para su ser.
¡Ánimo! ¡Hoy ha
comenzado una nueva vida!
Basado en los apuntes
del Ps. Fernando Alexis Jiménez para la conferencia “Un corazón limpio”,
dictada en la Iglesia Cristiana “Santuario del Espíritu Santo”, en la ciudad de
Trujillo, en el Perú.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
La puerta sigue abierta
“Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios, y Jehová le cerró la puerta.” (Génesis 7:16-17).
Justo después de que
se cerró la puerta del Arca comenzó el diluvio que aniquiló a la población
humana; menos a Noé, su esposa, sus hijos y sus mujeres. No se olviden que este
hombre de Dios predicó a su generación pero nadie le hizo caso. Lo mismo
sucederá cuando se acerque la venida del Hijo del hombre, Jesús, todos estarán
ocupados en negocios, viviendo para sí mismos y regalando cosas en aparente
paz.
Muchas personas dicen
“mejor otro día”, “soy muy joven”, “estoy ocupado” y no acceden al regalo de la
salvación. Lo que sucede es que el materialismo, el humanismo y diversas
ideologías nos quitan el enfoque que debemos tener hacia el cielo atrapando
nuestro pensamiento y corazón en la tierra.
La puerta sigue
abierta, la esperanza latente para el mundo, el obsequio de amor; la cruz y la
tumba vacía quedaron como testimonio para el futuro, Jesús entregó su vida y
nos salvó de todo mal.
Aún la puerta está
abierta, no dudes en entrar y buscar más de Dios porque cuando llegué al final,
si estás adentro ganarás y si te encuentras afuera perderás por eternidad, Dios
te ama y espera ¿Qué decides?
“Yo soy la puerta; el
que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”. (Juan
10:9)
¿Qué estás haciendo
para que tus amigos y familiares pasen por la puerta?
¿Necesitas ayuda para
compartir tu fe? Tenemos una respuesta para ti.
Carlos E. Encinas
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario