Mateo 21:19 La
Biblia de las Américas (LBLA)
La higuera estéril
18 Por la mañana, cuando regresaba a la ciudad, tuvo hambre. 19 Y al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no
halló nada en ella sino sólo hojas, y le dijo*: Nunca jamás brote
fruto de ti. Y al instante se secó la
higuera. 20 Al ver esto, los discípulos se maravillaron
y decían: ¿Cómo es que la higuera se secó al instante? 21 Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que
si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que aun si
decís a este monte: “Quítate y échate al mar”, así sucederá. 22 Y todo lo que pidáis
en oración, creyendo, lo recibiréis.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Encontrar La
Esperanza Perdida Según La Biblia?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
Me dijo luego: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. He aquí que ellos dicen: Nuestros huesos están secos, y se ha perdido nuestra esperanza; y estamos cortados del todo. Ezequiel 37:11.
Odio perder cosas.
Puedo juntar muchos recibos, pero pierdo el que necesito. Puedo poner las cosas
en un lugar especial para luego encontrarlas y después olvido dónde las puse.
He perdido ropa, zapatos, dinero y todo tipo de cosas que me han causado
grandes inconvenientes. Perder las cosas puede ser molesto, pero perder la
esperanza es devastador.
Como cristianos,
somos marcados como diferentes a los demás por nuestra capacidad de expresar
esperanza aun cuando todo parece perdido. Hemos aprendido a encontrar nuestra
esperanza en la Biblia, en la oración, en los cantos espirituales o en la
comunión con otros creyentes. Cuando hacemos estas cosas con un corazón limpio
y con consistencia, nuestra esperanza siempre estará cerca operando a nuestro
favor.
Nuestra esperanza puede perderse cuando hemos descuidado cualquiera de las cosas anteriores por un largo período de tiempo. Es tan fácil dejar de orar regularmente y tener razones para salir de la iglesia y/o estudio bíblico. Satanás, el mundo y nuestra carne siempre nos darán grandes excusas para descuidar las actividades de nuestra fe.
Nuestra esperanza puede perderse cuando hemos descuidado cualquiera de las cosas anteriores por un largo período de tiempo. Es tan fácil dejar de orar regularmente y tener razones para salir de la iglesia y/o estudio bíblico. Satanás, el mundo y nuestra carne siempre nos darán grandes excusas para descuidar las actividades de nuestra fe.
PERMANECEN LA FE, LA
ESPERANZA Y EL AMOR… (1 Corintios 13:13)
La esperanza se
pierde cuándo perdemos nuestra conexión con Dios de tiempos intensos y
regulares de oración. Al azar vamos a lo largo de nuestro día sin detenernos a
hablar con Jesús sobre esto o aquello. Muchas veces nos encontramos en una mala
racha y estamos confundidos sobre cómo llegamos allí.
¿Cómo Encontrar La
Esperanza Perdida?
La esperanza que se
pierde puede ser hallada tan pronto como nos volvamos de buscar una vida de
complacernos a nosotros mismos, hacia una vida de agradar a Dios. La verdadera
esperanza es evidente en nuestras vidas a medida que avanzamos a lo largo del día,
sabiendo que Dios tiene un plan y propósito para que lo logremos.
Oración:
Amado Señor, mi corazón está lleno de desesperanza. Lléname con Tu Santo Espíritu y dame el poder de moverme hacia adelante en la esperanza por causa de Tu amor por mí. En el nombre de Jesús. Amén.
Amado Señor, mi corazón está lleno de desesperanza. Lléname con Tu Santo Espíritu y dame el poder de moverme hacia adelante en la esperanza por causa de Tu amor por mí. En el nombre de Jesús. Amén.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Corazón herido.
Un corazón herido no sólo es el
resultado de un fracaso en el noviazgo o matrimonio, sino también es causa del
abandono de un padre, una madre, de un amigo, de un hijo o alguien que formó
parte importante de nuestra vida.
Muchos consideran que el tiempo
es la mejor medicina para las heridas del corazón, pero resulta que es todo lo
contrario, pues una lesión que no es atendida como es debido y en el tiempo
indicado, solamente empeorará.
Es fácil detectar una herida
física, pues basta con verla, pero ¿qué hacer con las internas que no se pueden
ver y que si no son atendidas podrían causar grandes enfermedades espirituales
como el odio o la amargura? No hay médico que las pueda atender, solamente Dios
está capacitado para sanar esas heridas que no se ven “Él sana a los de corazón
quebrantado y les venda las heridas.” Salmos 147:3 (NTV).
Quienes conocen del dolor que
siente cuando alguien lastima su corazón saben muy bien que el tiempo y la
quietud no son la respuesta a su dolor, pues el tiempo da paso a los recuerdos y
hoy muchos se encuentran en esa situación, preguntándose ¿Quién fue el
culpable? ¿Yo destruí todo? ¿Por qué me abandonó? ¿Ya no me amaba? ¿Qué hice
mal?
Si en este momento estás
experimentando el dolor de una herida en el corazón, acude a la única persona
que puede sanarte, “El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el
corazón; él rescata a los de espíritu destrozado” Salmos 34:18 (NTV).
No te permitas seguir viviendo en
el pasado, no te condenes porque te equivocaste y no dejes que la culpa o el dolor
te hagan buscar remedios momentáneos que con el tiempo podrían empeorar tu
herida, por ejemplo: una relación apresurada, un vicio o un mal hábito que no
te ayudarán a sanar tu corazón.
Si solamente te sometes a
remedios momentáneos para calmar tu dolor, recuerda que tienen un tiempo de
efecto, pasado ese lapso el dolor volverá y será aún más intenso.
Hoy Dios quiere atender las
heridas que tienes y desea restaurar tu corazón, “El Espíritu del Señor está
sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha
enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los
cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos” Lucas 4:18
(RVR1960)
¿Quieres que Dios sane tu
corazón?
Judith Quisbert
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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