Jeremías 37:1-8 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Jeremías encarcelado
37 Y
Sedequías, hijo de Josías, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había hecho
rey en la tierra de Judá, reinó en lugar de Conías, hijo de Joacim. 2 Pero ni él, ni sus
siervos, ni el pueblo de la tierra escucharon las palabras que el Señor había hablado por
medio[a] del profeta Jeremías.
3 Y el rey Sedequías
envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a
decir al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros al Señor nuestro Dios. 4 Y Jeremías entraba y
salía en medio del pueblo, porque todavía no lo habían puesto
en la cárcel. 5 Entretanto,
el ejército de Faraón había salido de Egipto, y cuando los caldeos que tenían
sitiada a Jerusalén oyeron la noticia acerca de ellos, levantaron el sitio de Jerusalén.
6 Entonces vino la
palabra del Señor al profeta Jeremías,
diciendo: 7 Así
dice el Señor, Dios de Israel:
“Así diréis al rey de Judá, que os envió a mí para consultarme: ‘He aquí, el
ejército de Faraón que salió en vuestra ayuda, volverá a su tierra de Egipto. 8 ‘Y volverán los
caldeos y pelearán contra esta ciudad, la capturarán y le prenderán fuego.’” 9 Así dice el Señor: “No os engañéis,
diciendo: ‘Ciertamente los caldeos se apartarán de nosotros’, porque no se
apartarán. 10 “Pues
aunque hubierais derrotado a todo el ejército de los caldeos que peleaba contra
vosotros, y sólo quedaran heridos
entre ellos, se levantaría cada uno en su tienda, y prenderían fuego a esta
ciudad.”
11 Y sucedió que cuando
el ejército de los caldeos levantó el sitio de Jerusalén por
causa del ejército de Faraón, 12 Jeremías salió de
Jerusalén para ir a la tierra de Benjamín a tomar allí posesión de una propiedad[b]en el pueblo. 13 Estando él a la
puerta de Benjamín, había allí un capitán de la
guardia que se llamaba Irías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual
apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú vas a pasarte a[c] los caldeos. 14 Pero Jeremías dijo:
¡No es verdad! No voy a pasarme a[d] los caldeos. Sin
embargo él no le hizo caso. Apresó, pues, Irías a Jeremías y lo llevó a los
oficiales. 15 Y
los oficiales se enojaron contra Jeremías y lo azotaron, y lo encarcelaron en la casa del
escriba Jonatán, la cual habían convertido en prisión. 16 Entró, pues, Jeremías
en el calabozo[e], es decir, en
la celda abovedada; allí permaneció Jeremías muchos días.
17 Y el rey Sedequías
envió a sacarlo[f], y en su
palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo: ¿Hay palabra
del Señor? Y Jeremías
respondió: La hay. Y añadió: En manos del rey de Babilonia serás entregado. 18 Dijo también Jeremías
al rey Sedequías: ¿En qué he pecado contra ti, o contra
tus siervos, o contra este pueblo para que me hayas puesto en prisión? 19 ¿Dónde, pues, están
vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: “El rey de Babilonia no vendrá contra
vosotros, ni contra esta tierra”? 20 Mas ahora, te ruego
que escuches, oh rey mi señor; venga[g]ahora mi súplica
delante de ti, y no me hagas volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que
muera yo allí. 21 Entonces
el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y le
dieran una torta de pan al día de la calle de los panaderos, hasta que se
acabara todo el pan en
la ciudad. Y permaneció Jeremías en el patio de la guardia.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Derechos Y Deberes
Del Matrimonio Cristiano Según La Biblia
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Articulos Cristianos 0
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GOZA DE LA VIDA CON
LA MUJER QUE AMAS (Eclesiastés 9:9)
Escribe Sonja Ely:
“Estaba observando a mi hija de cuatro años jugar con sus juguetes. En un
momento preparó una boda, primero desempeñando el papel de la madre que decía a
la gente lo que tenían que hacer, luego era la novia, y su osito de peluche el
novio. Cogió al osito y dijo al ministro oficiante:
“Ahora nos puede leer nuestros derechos”. En ese momento, se transformó en el ministro y dijo: “Tienes el derecho a permanecer en silencio, cualquier cosa que digas podrá ser usada en contra tuya, tienes derecho a un abogado; ahora puedes besar a la novia”.
“Ahora nos puede leer nuestros derechos”. En ese momento, se transformó en el ministro y dijo: “Tienes el derecho a permanecer en silencio, cualquier cosa que digas podrá ser usada en contra tuya, tienes derecho a un abogado; ahora puedes besar a la novia”.
Para saber cuáles son
los derechos del matrimonio, tienes que entender, primero que el matrimonio fue
idea de Dios. En el Edén, Él dijo:
No es bueno que el
hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él (Génesis 2:18).
La palabra “idónea”
significa que es ideal y compatible con las necesidades del otro. Cuando te
casas con alguien, te casas con todo su historial. Cada uno de nosotros lleva
su propio bagaje. Y a menos que decidamos qué cosas guardar y qué cosas
desechar, la relación puede deteriorarse con rapidez.
Debes entender también que si no involucras a Dios en tu matrimonio, tendrás problemas. Los matrimonios son los blancos favoritos de Satanás, a quien le encanta promover el desacuerdo y las disputas. También, debemos aprender a perdonar en el matrimonio “para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros, pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintias 2:11).
Debes entender también que si no involucras a Dios en tu matrimonio, tendrás problemas. Los matrimonios son los blancos favoritos de Satanás, a quien le encanta promover el desacuerdo y las disputas. También, debemos aprender a perdonar en el matrimonio “para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros, pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintias 2:11).
Dios quiere que tu
relación sea fuerte y armónica, no llena de conflictos y de confusión. Quiere
ayudarte a construir una unión fuerte y amorosa que le glorifique. Para ello,
tienes que demostrar un espíritu de perdón y de amor y decidir que Jesús sea el
Señor de tu matrimonio.
En su comedia
televisiva, Jerry Seinfeld estaba hablando del matrimonio con un amigo y le
dijo por qué no se había casado: “Ninguna persona sana querría el descuido que
tengo que ofrecer”.
No nos engañemos; los
matrimonios, incluso los mejores, están formados por dos personas imperfectas
que a veces se descuidan mutuamente. Y cuando has sido herido, es fácil
reaccionar en la carne en lugar de responder en el espíritu. Algunas heridas
son profundas.
Debemos recordar que
el perdón es una decisión pero que la confianza es un proceso; cuando se
pierde, lleva mucho tiempo volver a recuperarla. Los hombres y las mujeres a
menudo perciben la confianza de manera diferente.
Cuando una esposa se
siente herida, el esposo a veces cree que con disculparse, ella va a volver a
confiar en él, sentirse bien y no hablar más del tema. Pero no es así, sino que
tienen que suceder dos cosas:
Primero, el cónyuge
que ha ofendido, tiene que reconocer lo que ha hecho. No le digas a tu pareja
que “se sobreponga”. Entiende que sus sentimientos han sido heridos, aunque la
persona actúe como si no fuera el caso.
Reconoce su dolor.
Cuando alguien racionaliza o trivializa lo que nos hiere, lo único que consigue
es enfadarnos más. Sólo cuando sabemos que la otra persona entiende nuestros
sentimientos, podemos empezar a sanar la herida.
Segundo, el cónyuge
ofendido tiene que cuidarse de que no haya raíz de amargura. ¿Cómo se evita?
Negándote a seguir ofendido más tiempo del necesario y dejando que Dios sane tu
corazón y restaure tu amor.
La Biblia dice: “Si
oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7). Cuando Dios
te da la gracia para perdonar y sanar la herida, ¡tienes que hacer uso de ella!
Tras la muerte del
hijo que David tuvo con Betsabé, leemos: “David se levantó” se lavó y se ungió;
cambió sus ropas, entró a la casa del Señor y adoró. Después vino a su casa y
pidió que le pusieran pan, y comió. Sus siervos le dijeron:
¿Qué es lo que haces?
Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas; cuando murió, te levantaste y
comiste pan (2 Samuel 12:20-21).
¿Por qué David hizo
un duelo más intenso antes de que muriera el niño que después de su muerte?
Porque los hombres
sienten el dolor tanto como las mujeres, pero por lo general no les dura tanto
tiempo. Cuando algo ya no tiene remedio, tienden a dar un paso adelante. Esto
puede causar problemas, ya que a veces los hombres, genuinamente, no entienden
por qué a sus esposas les cuesta aceptar que algo ya no tiene remedio y seguir
con la vida.
La lógica de David
fue:
“Mientras el niño aún
vivía, yo ayunaba y lloraba, diciéndome: ¿Quién sabe si Dios tenga compasión de
mí y viva el niño? Pero ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo
hacerle volver? Yo voy hacia él, pero él no volverá a mí” (2 Samuel 12:22-23).
La Biblia dice que
Dios “nos consuela” para que podamos también nosotros consolar a los que están
en cualquier tribulación (1 Corintios 1:4). Lo que hizo después David fue
decisivo: “Consoló a Betsabé, su mujer” (2 Samuel 12.24). Fíjate que no le
preguntó: ¿Pero por qué estás así? ¿Cuándo vas a superarlo? Se dio cuenta de
que aunque él ya había comenzado el proceso de sanidad, su esposa estaba aún
padeciendo. El proceso de sanidad se acelera cuando entiendes cómo se siente tu
cónyuge y le consuelas.
Cuando tu esposo
pierde el trabajo y pasas por tiempos de incertidumbre financiera, hay tres
cosas que debes tener en mente:
Primero, recuerda que
esto es sólo una etapa de la vida. Lo más importante es mantener una actitud
correcta mientras esperas a que cambien las cosas. A menos que sea un hombre
muy perezoso o un caradura, tu esposo también se siente mal porque no puede
proveer lo necesario. Él sabe que los niños necesitan zapatos, que las facturas
se amontonan y que estás cansada de comer pasta o arroz; ¡no se lo sigas
recordando!
Segundo, ahora es el momento de apoyarle y animarlo, no de hundirlo. ¿Cómo? te preguntarás. Analiza lo siguiente:
Segundo, ahora es el momento de apoyarle y animarlo, no de hundirlo. ¿Cómo? te preguntarás. Analiza lo siguiente:
¿Me estoy quejando
continuamente? ¿Le recuerdo las cosas que no tenemos? ¿Codicio cosas que no nos
podemos permitir ahora? ¿Estoy haciendo mi parte para reducir costos y llegar a
fin de mes, o estoy malgastando el dinero en cosas que no son esenciales, yendo
de compras a diario y comiendo fuera?
Por último, recuerda
que esta etapa es pasajera. Ahora no es el mejor momento para refregar a tu
esposo (o esposa si es ella la que gana el sustento) el coche nuevo de tu
hermano o la casa preciosa que acaba de comprar tu amiga. Éste es el tiempo de
proclamar lo que dijo Pablo: Sé contentarme con lo mucho o lo poco de que
“disponga he aprendido a sentirme satisfecho…” (Filipenses 4:11-12 Castilian).
¿Te ha fallado Dios
alguna vez? No, y no lo va a hacer, así que proponte confiar en Él. La forma en
cómo manejes esta etapa de la vida determinará, probablemente, si la relación
con tu cónyuge va a salir reforzada o debilitada.
El problema es que mi
esposa es muy mala ama de casa, ¿qué debo hacer?
Aunque
tradicionalmente ocuparse de la casa era responsabilidad de la mujer, los
papeles han cambiado hoy en día.
La necesidad
económica hace que en muchos casos los dos trabajen fuera de casa, y a veces es
el hombre el que se ocupa de la misma. No se trata de que esto esté “bien” o
“mal”; lo importante es que los dos estéis de acuerdo y no tengáis expectativas
poco realistas.
Cuando uno cónyuge
espera una cosa y el otro otra, habrá problemas. Algunas sugerencias prácticas
son:
1) Elige el buen
momento.
No discutáis asuntos importantes o conflictivos cuando estéis molestos, espera a que los dos os sintáis mejor. La Biblia dice: “Todo hombre sea pronto para oír? la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:19-20). Cuando estáis alterados, en lugar de arreglar las cosas las ponéis peores.
No discutáis asuntos importantes o conflictivos cuando estéis molestos, espera a que los dos os sintáis mejor. La Biblia dice: “Todo hombre sea pronto para oír? la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:19-20). Cuando estáis alterados, en lugar de arreglar las cosas las ponéis peores.
2) Intenta llegar a
un acuerdo; busca una solución intermedia.
Date cuenta que lo que a ti te parece muy importante tal vez no lo sea para tu cónyuge. O a lo mejor, tú tampoco le dabas tanta importancia a eso al principio de tu matrimonio, así que no te agobies.
Date cuenta que lo que a ti te parece muy importante tal vez no lo sea para tu cónyuge. O a lo mejor, tú tampoco le dabas tanta importancia a eso al principio de tu matrimonio, así que no te agobies.
3) Aprende a
negociar; de lo contrario, siempre estarás frustrado.
Busca soluciones en que las dos partes ganen. Quizás eso signifique acostar a los niños o lavar los platos, con el fin de tener más tiempo juntos. Los dos tenéis que ceder en algo.
Busca soluciones en que las dos partes ganen. Quizás eso signifique acostar a los niños o lavar los platos, con el fin de tener más tiempo juntos. Los dos tenéis que ceder en algo.
4) Orad juntos y el
uno por el otro.
El 90 por ciento de las parejas hoy en día no lo hace, a pesar de ser la actividad más importante, como dijo Jesús: Si dos de vosotros se ponen de acuerdo acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos (Mateo 18:19).
El 90 por ciento de las parejas hoy en día no lo hace, a pesar de ser la actividad más importante, como dijo Jesús: Si dos de vosotros se ponen de acuerdo acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos (Mateo 18:19).
Los hombres y las
mujeres a menudo hablan un lenguaje diferente. Los hombres tienden a ser más
físicos, mientras que las mujeres se expresan mejor verbalmente. A veces la
esposa recuerda todo con tal lujo de detalles que el marido llegará a
preguntarse si está en su sano juicio… Y cuando dos personas no se entienden en
el hogar, se pueden sentir como que están viviendo en la Torre de Babel.
En ese lugar del
Antiguo Testamento, las familias se dividieron porque no podían entenderse, al
hablar cada uno diferentes idiomas. Las consecuencias fueron que se paralizó la
obra y reinó la confusión. Antes de que lleguéis a ese punto, tened en cuenta
los siguientes consejos respecto a vuestra comunicación diaria:
Primero, pídele a tu
cónyuge que te diga por qué actúa de cierta forma o la razón de sus palabras.
Analiza sus métodos de comunicarse y trata de explicarle los tuyos propios; es
posible que al hacerlo te sorprendas, o hasta te quedes pasmado. Porque es
posible que tú estés diciendo una cosa y tu cónyuge entendiendo otra totalmente
diferente.
Segundo, los hombres
por lo general evitan la confrontación, por lo tanto, acorralar o interrogar a
tu esposo puede dar como resultado lo opuesto de lo que esperas. Salomón dijo:
“Mejor es estar en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa”
(Proverbios 25:24 RV 1960).
La meta debe ser
ganar a tu cónyuge, no ganar la discusión. Por último, la Biblia dice: “Dios
con poder” para crear cosas nuevas (Romanos 4:17 Biblia en Lenguaje Sencillo).
El amor que te habías propuesto dar a tu esposo ha cambiado; vuelve a darle
muestras de cariño, sé paciente y verás cómo cambian las cosas. La gracia y la
paciencia pueden transformar tu Torre de Babel en un hogar de amor y unidad.
Pídeselo a Dios y Él te indicará cómo hacerlo.
¿Qué asa si eres
soltero y estás buscando pareja pero aún no la has encontrado? Dios creó a Eva
específicamente para Adán. Hizo una mujer, y la trajo al hombre Dijo entonces
Adán: ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!… (Génesis
2:22-23).
Cuando Dios te traiga
a la persona adecuada, se creará un lazo espiritual y emocional. Cuando tratas
de adelantarte a Dios, acabarás lamentándote y recriminándote. Peter de Vries
lo explica así: “La dificultad del matrimonio es que nos enamoramos de la
personalidad, pero tenemos que vivir con la persona”. Entonces, ¡espera en
Dios!
Cuando Dios miró a
través de la eternidad, te vio a ti. Te otorgó ciertos rasgos y capacidades que
te hacen único.
Sabía lo que
necesitabas para cumplir sus propósitos y desarrollar tus talentos. Hasta que
te dé un compañero, recuerda ¡Él es tu compañero espiritual! Te ha cuidado todo
este tiempo, te ha protegido, ha suplido tus necesidades y ha dirigido tus
pasos, ¿verdad?
Entonces presta
atención a cómo lo tratas. Si no puedes cumplir tu voto al Señor, es difícil
que lo cumplas con otra persona. Al hablar de los solteros, Pablo escribe:
“Cada uno debe quedarse en el estado en que fue llamado” No te preocupes,
aunque si tienes oportunidad aprovéchala (1 Corintios 7:20-21).
Deja de batallar con
tu soltería y usa este tiempo para profundizar en tu relación con Dios. No
olvides nunca que una de las visitaciones más extraordinarias del Espíritu
Santo fue a María, una joven soltera de una pequeña ciudad. Ella es prueba de
que si confías en el tiempo de Dios, ¡Él siempre te enviará lo mejor!
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Nada que perder.
Los griegos cuentan
de un soldado enfermo que en tiempos de Antígono se destacó mucho en la guerra.
Era siempre el primero en la batalla, valiente entre valientes. La razón de
ello era que sufría tanto por motivo de una enfermedad, que luchaba en la
guerra con el fin de olvidarla. Sabía que tenía poco tiempo de vida, así que no
temía a la muerte.
Antígono, gran
admirador de este valiente soldado, al enterarse de su enfermedad, lo hizo
curar por uno de los más eminentes médicos de Grecia pero, desde ese día, ya no
apareció más el guerrero en el frente de batalla. El antes valiente y destacado
soldado buscaba comodidades y descanso, pues, como lo expresó a sus camaradas,
habiendo recobrado la salud, deseaba vivir para gozarse de ella y no estaba
dispuesto a arriesgar su vida.
Lo mismo sucede con
muchos de nosotros que durante el tiempo de pruebas estamos comprometidos,
valientes, trabajando y dando lo mejor de nuestras vidas para Dios, pero cuando
nuestras oraciones son respondidas o llegan los momentos de calma, decidimos
disfrutar de la vida y dejamos de lado todos nuestros compromisos.
Si bien a nadie gusta
enfrentar problemas, hay que reconocer que pueden ser la mejor motivación para
mantenernos cerca de Dios y buscarlo de todo corazón. Cuando tenemos todo en
contra y ya no tenemos nada que perder es cuando nuestra búsqueda de Dios se
hace más sincera e incesante.
Quizás muchas veces
los problemas parecen eternos y la respuesta de Dios no es inmediata porque si
quitara de nuestras vidas todas aquellas cosas que nos preocupan, inquietan y
duelen daríamos un paso al costado, alejándonos de Dios y perdiendo nuestra
vida.
“Cada vez él me dijo:
«Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así
que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo
pueda actuar a través de mí. Es por esto que me deleito en mis debilidades, y
en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo.
Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Corintios 12: 9,10 (NTV)
Vive cada día como si
no tuvieras nada que perder, dando lo mejor de ti, gozándote tanto en las
pruebas como en los tiempos de paz, sabiendo que todo nos ayuda a ser mejores y
nos acerca a lo que Dios quiere que seamos. No temas ni te desanimes, recuerda
que en Él está nuestra fortaleza.
Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ
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