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Proverbios 27:6,10 La Biblia de
las Américas (LBLA)
27 No te jactes del día de mañana,
porque no sabes qué traerá el día.
2 Que te alabe el extraño, y no tu boca;
el forastero, y no tus labios.
3 Pesada es la piedra y pesada la arena,
pero la provocación del necio es más pesada que ambas.
4 Cruel es el furor e inundación la ira;
pero ¿quién se mantendrá ante los celos?
5 Mejor es la reprensión franca
que el amor encubierto.
6 Fieles son las heridas del amigo,
pero engañosos[a] los besos del enemigo[b].
7 El hombre[c] saciado aborrece[d] la miel,
pero para el hombre[e] hambriento todo lo amargo es dulce.
8 Como pájaro que vaga lejos de su nido,
así es el hombre que vaga lejos de su hogar[f].
9 El ungüento y el perfume alegran el corazón,
y dulce para su amigo es el consejo del hombre[g].
10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre,
ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu infortunio.
Mejor es un vecino cerca que un hermano lejos.
11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón,
para que yo responda al que me afrenta.
12 El hombre prudente ve el mal y se esconde,
los simples siguen adelante y pagan las consecuencias.
13 Tómale la ropa al que[h] sale fiador del extraño;
y tómale prenda por la mujer desconocida[i].
14 Al que muy de mañana bendice a su amigo en alta voz,
le será contado como una maldición.
15 Gotera continua en día de lluvia
y mujer rencillosa, son semejantes;
16 el que trata de contenerla[j] refrena[k] al viento,
y recoge[l] aceite con su mano derecha.
17 El hierro con hierro se afila,
y un hombre aguza a otro[m].
18 El que cuida la higuera comerá su fruto,
y el que atiende a su señor será honrado.
19 Como el agua refleja el rostro[n],
así el corazón del hombre refleja al hombre.
20 El Seol[o] y el Abadón[p] nunca se sacian;
tampoco se sacian los ojos del hombre.
21 El crisol es para la plata y el horno para el oro,
y al hombre se le prueba por la alabanza que recibe.
22 Aunque machaques con el mazo al necio en un mortero entre el grano molido,
no se apartará de él su necedad.
porque no sabes qué traerá el día.
2 Que te alabe el extraño, y no tu boca;
el forastero, y no tus labios.
3 Pesada es la piedra y pesada la arena,
pero la provocación del necio es más pesada que ambas.
4 Cruel es el furor e inundación la ira;
pero ¿quién se mantendrá ante los celos?
5 Mejor es la reprensión franca
que el amor encubierto.
6 Fieles son las heridas del amigo,
pero engañosos[a] los besos del enemigo[b].
7 El hombre[c] saciado aborrece[d] la miel,
pero para el hombre[e] hambriento todo lo amargo es dulce.
8 Como pájaro que vaga lejos de su nido,
así es el hombre que vaga lejos de su hogar[f].
9 El ungüento y el perfume alegran el corazón,
y dulce para su amigo es el consejo del hombre[g].
10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre,
ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu infortunio.
Mejor es un vecino cerca que un hermano lejos.
11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón,
para que yo responda al que me afrenta.
12 El hombre prudente ve el mal y se esconde,
los simples siguen adelante y pagan las consecuencias.
13 Tómale la ropa al que[h] sale fiador del extraño;
y tómale prenda por la mujer desconocida[i].
14 Al que muy de mañana bendice a su amigo en alta voz,
le será contado como una maldición.
15 Gotera continua en día de lluvia
y mujer rencillosa, son semejantes;
16 el que trata de contenerla[j] refrena[k] al viento,
y recoge[l] aceite con su mano derecha.
17 El hierro con hierro se afila,
y un hombre aguza a otro[m].
18 El que cuida la higuera comerá su fruto,
y el que atiende a su señor será honrado.
19 Como el agua refleja el rostro[n],
así el corazón del hombre refleja al hombre.
20 El Seol[o] y el Abadón[p] nunca se sacian;
tampoco se sacian los ojos del hombre.
21 El crisol es para la plata y el horno para el oro,
y al hombre se le prueba por la alabanza que recibe.
22 Aunque machaques con el mazo al necio en un mortero entre el grano molido,
no se apartará de él su necedad.
23 Conoce bien la condición[q] de tus
rebaños,
y presta atención[r] a tu ganado;
24 porque las riquezas no son eternas,
ni perdurará la corona por todas las generaciones.
25 Cuando la hierba desaparece se ve el retoño,
y se recogen las hierbas de los montes;
26 los corderos darán para tu vestido,
y las cabras para el precio de un campo;
27 y habrá suficiente leche de cabra para tu alimento,
para el alimento de tu casa,
y sustento para tus doncellas.
y presta atención[r] a tu ganado;
24 porque las riquezas no son eternas,
ni perdurará la corona por todas las generaciones.
25 Cuando la hierba desaparece se ve el retoño,
y se recogen las hierbas de los montes;
26 los corderos darán para tu vestido,
y las cabras para el precio de un campo;
27 y habrá suficiente leche de cabra para tu alimento,
para el alimento de tu casa,
y sustento para tus doncellas.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocional – LOS
BIENAVENTURADOS 2
Por Edgardo Tosoni 0
Por Edgardo Tosoni 0
Los Bienaventurados 2
Continuemos.
Pasaje clave: Mateo
5:7-9.
6. Bienaventurados
los Misericordiosos.
Mt.5:7. Misericordia
significa “compasión por la gente en necesidad”, “amar lo que es miserable”. El
alcohólico, el que se prostituye, el violento, el infiel, el maleducado, el
soberbio, el amargado, el rencoroso, el vanidoso, el hipócrita son personas que
viven en miseria. Es la miseria de sus almas y sus espíritus.
Tener misericordia de
ellos no significa compartir sus estilos de vida, no es justificar lo que
hacen, no es tenerles lástima y tratarlos como víctimas de cosas peores que
vivieron, no es permitir sus pecados ni tolerarlos. Tener misericordia es
tratarlos con el mismo amor de Dios, con compasión y firmeza. Con amor hacia
sus personas y con rechazo hacia sus pecados. Aceptándolos a ellos pero
exigiéndoles que renuncien a su estilo de vida.
Tener misericordia es
frenar, detener el juicio, y darle lugar al amor que perdona y restaura. Sin
embargo no todos quieren ser perdonados y restaurados. En ese caso ellos mismos
rechazan la misericordia y le dan lugar al juicio.
¿De quién tuviste
misericordia últimamente?
¿Estás teniendo
misericordia de esa persona o estás justificando su modo de vivir por lástima?
¿Experimentaste en tu
propia vida la misericordia de otrosí ¿Cómo te sentiste?
7. Bienaventurados
los de Limpio Corazón.
Mt.5:8. Sal.24:3-4.
¿Quién estará en la presencia de Diosí ¿Quién disfrutará su presencia?
En el corazón
decidimos lo que queremos hacer y deseamos. Con las manos lo ejecutamos, lo
hacemos. El corazón expresa nuestras intenciones, las manos expresan nuestras
conductas (Sal.51:10).
¿Quiénes son los de
limpio corazón? Son aquellas personas que se han sacado la careta de la
hipocresía y la falsedad, son aquellos que no tienen dobles intenciones ni en
sus miradas, ni en sus palabras, ni en sus pensamientos, ni en sus intenciones.
Son transparentes delante de Dios y de los hombres. No tienen “dos caras”: la
cara “espiritual” de la reunión y la “otra cara”.
¿Por qué son
bienaventuradosí Porque ellos verán a Dios.
Si delante de todos
quedaran al descubierto tu corazón y tus pensamientos ¿te avergonzarías, te
sentirías incómodo, se caería tu careta espiritual?
¿Cuándo fue la última
vez que con arrepentimiento genuino limpiaste tu corazón y pensamientos en la
presencia de Diosí
8. Bienaventurados
los Pacificadores.
Mt.5:9. Un
pacificador es una persona que busca la paz, hace la paz y promueve la paz.
Provoca paz, genera paz.
Romanos 12:18. ¿Por
qué “si es posible”? Porque a veces no es posible. Hay personas que no quieren
estar en paz con nosotros. Hay personas que por naturaleza son violentos, son
iracundos, son mal llevados. Te quieren pelear, su palabra es ley, son
provocadores de problemas y conflictos. Pero en lo que dependa de nosotros
mantengamos la paz, no generemos nosotros los problemas.
1º Corintios 7:15. Si
el incrédulo se quiere ir ¡que se vaya! ¿Por qué? Porque el hijo de Dios no es
un esclavo de nadie, sino alguien que debe vivir en paz. Establecer límites no
significa ser violento ni desamorado. Decir “hasta acá llegaste” no significa
ser duro e insensible. No se puede tolerar un caos ni permitir un infierno (1º
Pedro 3:11).
¿Por qué el
pacificador es llamado “hijo de Dios”?
Porque el hijo repite
el modelo del Padre Celestial (Colosenses 1:20). Así como Dios buscó hacer la
paz y estar en paz con nosotros por medio de Jesús, así debemos mantener la paz
con todos mientras dependa de nosotros.
¿Buscas la paz o
generas los conflictosí
¿Eres de los que
calman las cosas o de los que echan más leña al fuego?
¿Eres capaz de dejar
pasar por alto las pavadas o transformas cada tontería en un motivo de
discusión y pelea?
¿Eres pacificador o
violento?
Por Edgardo Tosoni
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
¡Hasta que sobre y abunde!
Cuando Abram volvía de haber derrotado a Quedorlaómer y a sus reyes amigos, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el Valle del Rey. Allí Melquisedec, que era rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y bendijo a Abram, diciéndole:
«Abram, que te
bendiga el Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra. El Dios altísimo
merece todas las alabanzas, pues te dio la victoria sobre tus enemigos».
De inmediato, Abram le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había recuperado.
De inmediato, Abram le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había recuperado.
Génesis 14:17-20
Traducción en lenguaje actual (TLA)
En ocasiones como
hijos de Dios tenemos que pasar por momentos de necesidad para reconocer
nuestra dependencia del Padre, pero no olvidemos que su plan ha sido y será
siempre bendecirnos. Si te preguntas cuál es la razón, simplemente su amor y
misericordia hacia nosotros.
El ser llamados hijos
de Dios lleva consigo grandes privilegios, pero también deberes y obligaciones
que nos corresponde cumplir. Si en verdad deseamos alcanzar las bendiciones de
nuestro Padre Celestial, debemos obedecerlo, aun si esto no nos agrada, porque
pueden existir muchos principios en la Biblia que nos ayudarán a seguir los
pasos de Jesús, pero uno muy importante, que revela nuestra fe y sujeción a
Dios, es el diezmo.
Muchos piensan que el
diezmo es cosa del Antiguo Testamento, pero ignoramos lo que dice en Juan 8:39
(RVR1960): “Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les
dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.”
Como hijos de Dios
fuimos justificados por la fe y, por lo tanto, somos hijos de Abraham; Jesús
dijo que los hijos de Abraham deben hacer las cosas que él hizo, y mencionó que
todo miembro de su pueblo debería dar la décima parte de todo aquello con lo
que hubiera sido bendecido. Así el Señor probaría la fidelidad de sus hijos y
su confianza en Él y en su Palabra. Por otro lado, el diezmo les permitiría
entender que Dios es el dueño absoluto de todas las cosas y que el hombre es
solamente el administrador.
Si hasta hoy has
pasado por alto este tema, sería bueno que lo consideres, porque el diezmo no
es otra cosa que la estrategia de Dios para derramar de sus bendiciones sobre
sus hijos. Malaquías 3:10 (NVI) nos menciona: “Traigan íntegro el diezmo para
los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice
el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo
sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.”
Mas esta promesa no
debe ser motivo por el cual un creyente diezme, debido a que no adoramos a Dios
por los beneficios materiales que podamos recibir, sino porque simplemente es
Dios y sólo Él es digno de toda alabanza.
Si nos vamos a los
versículos 8 y 9 del mismo capítulo de Malaquías encontraremos la razón por la
que Dios nos llama ladrones, quizá suene muy duro pero debemos entender que los
diezmos han sido destinados para la extensión de su reino y participar de ello
es obedecer a Dios.
Es posible que hoy te
encuentres en una situación financiera muy difícil, pero el Señor te desafía a
probarlo en medio de tu necesidad y verás su mano de bendición hasta que sobre
y abunde. ¿Estás dispuesto a hacerlo?
Ruth Mamani
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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