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Salmos 19:7 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Las obras y la palabra de Dios
Para el director del
coro. Salmo de David.
19 Los cielos proclaman[a] la gloria
de Dios,
y la expansión[b] anuncia la obra de sus manos.
2 Un día transmite el mensaje al otro día,
y una noche a la otra noche revela sabiduría.
3 No hay mensaje, no hay palabras;
no se oye su voz[c].
4 Mas por toda la tierra salió su voz[d],
y hasta los confines del mundo sus palabras.
En ellos[e] puso una tienda para el sol,
5 y éste, como un esposo que sale de su alcoba,
se regocija cual hombre fuerte al correr su carrera.
6 De un extremo de los cielos es su salida,
y su curso hasta el otro extremo[f] de ellos;
y nada hay que se esconda de su calor.
y la expansión[b] anuncia la obra de sus manos.
2 Un día transmite el mensaje al otro día,
y una noche a la otra noche revela sabiduría.
3 No hay mensaje, no hay palabras;
no se oye su voz[c].
4 Mas por toda la tierra salió su voz[d],
y hasta los confines del mundo sus palabras.
En ellos[e] puso una tienda para el sol,
5 y éste, como un esposo que sale de su alcoba,
se regocija cual hombre fuerte al correr su carrera.
6 De un extremo de los cielos es su salida,
y su curso hasta el otro extremo[f] de ellos;
y nada hay que se esconda de su calor.
7 La ley del Señor es perfecta[g], que restaura
el alma;
el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo.
8 Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón;
el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos.
9 El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre;
los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos;
10 deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino,
más dulces que la miel y que el destilar[h] del panal.
11 Además, tu siervo es amonestado por ellos;
en guardarlos hay gran recompensa.
12 ¿Quién puede discernir sus propios errores?
Absuélveme de los que me son ocultos.
13 Guarda también a tu siervo de pecados de soberbia;
que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro[i],
y seré absuelto de gran transgresión.
14 Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
oh Señor, roca mía y redentor mío.
el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo.
8 Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón;
el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos.
9 El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre;
los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos;
10 deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino,
más dulces que la miel y que el destilar[h] del panal.
11 Además, tu siervo es amonestado por ellos;
en guardarlos hay gran recompensa.
12 ¿Quién puede discernir sus propios errores?
Absuélveme de los que me son ocultos.
13 Guarda también a tu siervo de pecados de soberbia;
que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro[i],
y seré absuelto de gran transgresión.
14 Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
oh Señor, roca mía y redentor mío.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
El Grande Precio de
Nuestra Salvación
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Cristianos, Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocionales, Dios 1 Comentario
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Cristianos, Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocionales, Dios 1 Comentario
El Grande Precio de Nuestra Salvación
Por precio fuisteis comprados. 1 Corintios 7:23
¡Qué precio pagó el
Señor Jesús cuando murió en la cruz del Gólgota! Él fue hecho hombre para poder
ir a la cruz. Allí fue dejado solo. Los seres humanos le rodeaban como enemigos.
El cielo no le respondió cuando él exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has desamparado?”.
Proféticamente David
expresó la queja del Señor, diciendo: “Me han alcanzado mis maldades, y no
puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza”
(Salmo 40:12). “Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he
venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado” (Salmo 69:2).
Jesús fue clavado y
elevado en una cruz. En esos momentos el cielo se cerró ante él. Allí, colgado
entre el cielo y la tierra, terminó muriendo bajo el castigo de Dios, porque Él
cargó nuestros pecados sobre Jesús, haciéndolo pecado por nosotros. Este fue el
precio que Jesús pagó por nuestra salvación. Fue el precio del amor. En el
Cantar de los Cantares se dice: “Fuerte es como la muerte el amor… sus brasas,
brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor” (8:6-
7). Las olas de Dios que sumergieron a nuestro Salvador no pudieron apagar su
amor. Cuando reflexionamos en todo esto, ¿no nos olvidamos de nosotros mismosí
¡Pensemos en él y adorémosle!
Clavado en cruz Jesús
murió, Por mi maldad allí sufrió; En mi lugar Él se encontró, Mi salvación así
compró.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
De la obscuridad a la luz.
La obscuridad siempre
ha sido aprovechada para realizar delitos; cuando hay ausencia de luz no se
pueden puede percibir las cosas que pasan alrededor y de esto toman ventaja
aquellas personas malhechoras.
¿Pero qué pasa cuando
también nosotros actuamos así? Pues cuando vivimos en pecado somos como esos
delincuentes que se escudan de la obscuridad para pecar, desobedecer y ser
rebeldes.
En Juan 3:20-21 (NTV)
dice que: “Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a
ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, pero los que hacen lo
correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo
que Dios quiere.”
El pecado nos llevará
a la penumbra sutilmente, hasta alejarnos de Dios y de su gracia. Incluso hace
que veamos de forma distorsionada nuestra vida, haciéndonos creer que estamos
bien sin Su luz, pero eso es mentira. También pasa que muchos permanecen
separados de Dios por miedo a ser juzgados, sienten que no son merecedores de
su perdón y amor por todo lo que han hecho.
El Señor no desea que
el hombre permanezca en ese estado, aislado de su presencia y su amor, por eso
no debemos tardar en ponernos a cuentas cuando pecamos, confiando en su genuino
perdón. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:16 (RVR1960)
Su mano está
extendida para ayudarte de pasar de la obscuridad a su Luz eterna, ¿Quieres
recibir de su amor y perdón?
Soraida Fuentes
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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