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Ester 7:7-10 La Biblia de
las Américas (LBLA)
Amán denunciado y ahorcado
7 Y el rey y Amán
fueron al banquete a
beber vino con la
reina Ester.2 También el segundo
día, mientras bebían vino en el banquete[a], el rey dijo a
Ester: ¿Cuál es tu petición, reina Ester? Te será concedida. ¿Cuál es tu deseo?
Hasta la mitad del reino se te dará[b]. 3 Respondió la reina
Ester, y dijo: Si he hallado gracia ante tus ojos, oh rey, y si le place al rey,
que me sea concedida la vida según mi petición, y la de mi pueblo según mi
deseo; 4 porque hemos sido
vendidos, yo y mi pueblo, para el exterminio, para la matanza y para la
destrucción. Y si sólo hubiéramos
sido vendidos como esclavos o esclavas, hubiera permanecido callada, porque el
mal no se podría comparar con el disgusto[c] del rey.5 Entonces el rey
Asuero preguntó a[d] la reina
Ester: ¿Quién es, y dónde está el que pretende[e] hacer tal
cosa? 6 Y Ester respondió:
¡El adversario y enemigo es este malvado Amán! Entonces Amán se sobrecogió de
terror delante del rey y de la reina. 7 Y dejando de beber
vino[f], el rey se
levantó lleno de furor y salió al
jardín del palacio; pero Amán se quedó para rogar por su vida a la reina Ester,
porque vio que el mal había sido determinado contra él por el rey. 8 Cuando el rey volvió
del jardín del palacio al lugar donde estaban bebiendo vino[g], Amán se había
dejado caer sobre el lecho donde se hallaba Ester. Entonces el rey dijo: ¿Aún se atreve a
hacer violencia a la reina estando yo en la casa? Al salir la palabra de la
boca del rey, cubrieron el rostro a Amán. 9 Entonces Harbona, uno
de los eunucos que estaban delante
del rey, dijo: He aquí precisamente, la horca[h] de
cincuenta codos[i] de alto
está en la casa de Amán, la cual había preparado Amán para Mardoqueo, quien
había hablado bien en favor del rey. Y el rey dijo: Ahorcadlo en ella.10 Colgaron, pues, a
Amán en la horca[j] que había
preparado para Mardoqueo, y se aplacó el furor del rey.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales Cristianos – La fortaleza de la
vanidad.
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en
Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocionales, Devocionales Biblicos,
Devocionales para Mujeres 2 Comentarios
Los zapatos rojos
Había una vez, una niña hermosa y muy pobre, tanto,
que no tenía zapatos. La viuda del zapatero se conmovió de su situación y le
confeccionó unas zapatillas rojas con dos viejas tiras de paño colorado. Karen,
que así se llamaba, recibió las zapatillas el día que enterraron a su madre. Y
aunque no eran adecuadas para el luto, se las puso, pues no tenía otra cosa.
Cuando estaban en el cementerio, una anciana adinerada vio a la niña y se
apiadó de ella. Pidió al cura que le permitiera criarla. Karen creía que todo
se lo debía a las zapatillas rojas, pero a la dama le parecían horribles y los
tiró. La niña aprendió a leer, coser y recibió nuevos vestidos.
Un día pasó por el pueblo la reina, acompañada por
su hija. La joven princesita salió al balcón de palacio para saludar al pueblo.
Se veía hermosa con su vestido blanco y sus zapatos rojos, y Karen estaba
admirada de aquellos zapatos.
Cuando vino la edad de la confirmación de Karen, la anciana mandó hacer un nuevo vestido y quería comprarle zapatos nuevos. Fueron al mejor zapatero de la ciudad, en sus vitrinas, tenía zapatos y botas, todos preciosos, pero la anciana tenía poca vista y no los apreciaba. Entre los zapatos que se exhibían, había un par de color rojos, exactamente iguales a los de la princesa. Eran de charol, muy brillantes. Como le quedaban bien, la anciana se los compró, pero de haber sabido que eran rojos, jamás habría consentido en permitir a la niña asistir a la confirmación con zapatos de semejante color.
Pero como la mujer nada sabía, Karen fue a su
confirmación con los zapatos rojos. Todo el mundo le miraba los pies, y la niña
sólo pensaba en su calzado todo el tiempo, sin atender al bautismo, ni al cura.
Cuando la señora se enteró de que los zapatos de la niña eran rojos, se molestó
mucho. Ordenó que desde entonces, la niña llevaría zapatos negros a la iglesia,
pues los zapatos rojos eran contrarios a la modestia.
Al siguiente domingo, la niña desobedeció a la
anciana y llevó sus zapatos rojos. Cuando llegaban a la iglesia, se cruzaron
con un viejo soldado con muletas y una larga barba roja, que le dijo: – ¡Qué
preciosos zapatos de baile! Ajústatelos bien cuando bailes. Entraron en la
iglesia y todos los presentes miraban los pies de la niña, y ella estaba
absorta en sus pensamientos, concentrada en su calzado rojo, tanto que olvidó
cantar el salmo. Cuando salieron, mientras abordaban el carruaje, el viejo
soldado exclamó: – ¡Qué preciosos zapatos de baile! Y la niña no pudo resistir
la tentación de bailar y cuando empezó, no pudo parar, como si los zapatos
hubiesen tomado el control sobre sus piernas. El cochero debió subirla en
brazos al coche, pero los pies seguían bailando. Finalmente, pudo quitarse los
zapatos.
Al llegar, la anciana mandó guardar las zapatillas,
pero la niña no podía evitar contemplarlas de cuando en cuando. Cierto día, la
señora cayó gravemente enferma y la pequeña debió cuidarla y así lo hizo. Pero
cuando se enteró que habría un gran baile en la ciudad, sintió grandes deseos
de ir. Como la anciana estaba desahuciada, Karen pensó que no empeoraría la
situación si concurría con sus zapatos rojos. Se puso los zapatos y llegó al
baile y comenzó a bailar, pero los zapatos hacían su voluntad. La llevaron
hasta la calle y bailó sin parar hasta salir de la ciudad, alcanzó un bosque
donde vio brillar una luz y se acercó bailando. Era el viejo soldado de barba
roja, que nuevamente exclamó: -¡Qué hermosos zapatos de baile! La joven sintió
miedo y trató de quitarse los zapatos, pero no pudo más que arrancarse las
medias. Siguió bailando por campos y valles, al sol y bajo la lluvia, de noche
y de día. Llegó hasta el cementerio, pero no pudo reposar, siguió hasta la
iglesia donde había un ángel en la puerta, con una espada en la mano, que le
decía: – ¡Bailarás en tus zapatos hasta que estés muerta! De puerta en puerta,
para que los niños vanidosos te vean y sientan miedo.
¡Piedad!- suplicaba la pequeña, mientras los zapatos la arrastraban por los caminos. Una mañana pasó por su casa, al tiempo que sacaban el féretro de la anciana señora. Pero siguió bailando a pesar de su tristeza. Los pies le sangraban, pero no podía parar. Llegó hasta la casa del verdugo y golpeó a su ventana y el verdugo respondió:- ¿Acaso no sabes quién soy? – ¡Córtame los pies, por favor! Para que pueda expiar mis pecados. El verdugo cortó los pies con los zapatos rojos, pero estos siguieron bailando y se fueron lejos. El hombre le hizo unas muletas y unos zuecos, también le enseñó el salmo de los penitentes. Karen besó la mano que empuñaba el hacha y se marchó rumbo a la iglesia para que todos la vieran. Estaba llegando a la puerta y vio que los zapatos estaban bailando frente a ella. Muerta de miedo, regresó corriendo.
Al domingo siguiente, volvió a salir para la
iglesia, pero los zapatos aguardaban en el cementerio. Nuevamente huyó y fue a
casa del predicador, donde suplicó para ser su criada. La familia se apiadó de
ella y la tomaron en su hogar. Karen fue diligente como había prometido.
Cuando llegó el domingo, la invitaron a la iglesia,
pero ella se quedó en su cuartito leyendo los salmos y llorando. Pidió ayuda a
Dios con todas sus fuerzas. Entonces apareció el ángel del cementerio, que
llevaba una rama de rosas en la mano y convirtió las paredes para que se uniera
con la iglesia. Allí estaban todos, la familia del pastor la saludó. Y luego
cantaron los niños y la muchacha se sintió tan feliz que su corazón estalló de
alegría. Y su alma subió a los cielos.
Hans Christian Andersen
Definición de vanidad: La vanidad es la excesiva
confianza y creencia de la propia capacidad y atracción muy por encima de otras
personas y cosas. La vanidad es el orgullo basado en cosas vanas. La vanidad
hace siempre traición a nuestra prudencia y aún a nuestro interés.
Pobres pero vanidosos, leí un artículo muy
interesante sobre el consumismo en nuestros países donde aunque la situación
económica no es la mejor, la gente igual se endeuda con tal de tener lo último
en la moda, los más acaudalados, compran las marcas más caras y extravagantes,
pero como la vanidad es para todos los niveles, los más pobres buscamos en las
copias pasables estar al nivel de la moda o mejor diríamos, de la vanidad. A
pesar de los niveles de pobreza en América Latina no escasean los almacenes con
artículos de lujo, marcas de moda y los artilugios más actuales. El poder
adquisitivo del pueblo podrá ser bajo, pero la gente se ve portando los últimos
atuendos, o celulares sofisticados, reproductores de sonido, relojes, gafas y
demás artículos. El fenómeno puede ser reflejo del progreso en los niveles de
vida, el deseo de superación o una simple vanidad.
No alimentes a un futuro narcisista, no críes a un vanidoso antipático, si empiezas a darle al pequeñito que te hace berrinche, todos los gustitos en esta próxima navidad, si le permites a esa pequeñita que todavía no empieza la pubertad a permitirle que imponga su gusto en ropas y maquillajes, si toleras que tu niñito exija ropa de tal o cual marca porque si no, no se lo pone, estás educando a un futuro narcisista y no a un muchacho con la correcta autoestima de un hijo de Dios.
Este mismo pequeñín se convertirá en un adolescente
que más pronto de lo que imaginas se mostrará auto confiado, marcado por la fe
en sí mismo, una especie de héroe y conquistador, un experto en moda, música,
madurez y mundo, aunque todavía esté lejos del alcance de las heridas o los
accidentes, ellos serán audaces y arrojados, ambiciosos en la búsqueda de
metas, fanáticos y líderes, pero todo con un sentimiento de grandeza personal
donde buscará disfrutar, el ser visto por los demás, se dejará ir en fantasías
de poder, éxito, belleza o inteligencia ilimitados; se sentirá único y
especial.
Los chicos con principios de vanidad se sobrevaloran
y desde allí esperan que se les reconozca y se les trate con respeto, o se
irritan cuando son contrariados. Viven desde sí mismos y de sus necesidades, y
pueden pasan sin darse cuenta de que están pisando al del lado.
El vanidoso es insaciable, por eso este defecto va
unido al egoísmo, la vanidosa mira siempre lo que tienen los demás y se irrita
si tiene menos; la vanidad es un pecado, y aunque ahora nos parezca simpático
ver a un muchacho que se ve bien porque viste y calza con la última moda, o a
una jovencita que le queda bien el maquillaje a corta edad, debemos, sin caer,
en extremos, cuidar los corazones de nuestros hijos, de que caigan en “la
vanidad y aflicción de espíritu”.
Eclesiastés 4:4 “He visto asimismo que todo trabajo
y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo.
También esto es vanidad y aflicción de espíritu”.
Textos bíblicos que hablan sobre la vanidad
Gálatas 5:25-26 Si el Espíritu nos da vida, andemos
guiados por el Espíritu. No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a
envidiarnos unos a otros.
Filipenses 2:1-4 Por tanto, si sienten algún
estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo
en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo
parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo
o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a
ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino
también por los intereses de los demás.
1 Samuel 12:20-22 Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón. No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.
2 Reyes 17:14-16 Mas ellos no obedecieron, antes
endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en
Jehová su Dios. Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con
sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la
vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que estaban
alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que no hiciesen a la
manera de ellas. Dejaron todos los mandamientos de Jehová su Dios, y se hicieron
imágenes fundidas de dos becerros, y también imágenes de Asera, y adoraron a
todo el ejército de los cielos, y sirvieron a Baal;
Job 15:30-32 No confíe el iluso en la vanidad,
Porque ella será su recompensa. El será cortado antes de su tiempo, Y sus
renuevos no reverdecerán.
Salmos 4:1-5Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo
volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?
Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a
él clamare.
Eclesiastés 5:10 El que ama el dinero, no se saciará
de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es
vanidad.
1 Reyes 16:13 Por todos los pecados de Baasa y los
pecados de Ela su hijo, con los cuales ellos pecaron e hicieron pecar a Israel,
provocando a enojo con sus vanidades a Jehová Dios de Israel.
2 Reyes 17:15 Y desecharon sus estatutos, y el pacto
que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a
ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las
naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado
que no hiciesen a la manera de ellas.
Salmos 31:6 Aborrezco a los que esperan en vanidades
ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado.
Gálatas 5:24-28 Los que son de Cristo Jesús han
crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu
nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. No dejemos que la vanidad nos
lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros.
Filipenses 2:2-4 Llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.
Proverbios 30:7-9 Dos cosas te he pedido, no me las
niegues antes que muera: Vanidad y mentira aparta de mí, y no me des pobreza ni
riquezas, sino susténtame con el pan necesario, no sea que, una vez saciado, te
niegue y diga: ¿Quién es Jehová?, o que, siendo pobre, robe y blasfeme contra
el nombre de mi Dios. Hay generación que maldice a su padre y que a su madre no
bendice. Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado
de su inmundicia. Hay generación de ojos altivos y párpados altaneros. Hay
generación cuyos dientes son espadas y sus muelas cuchillos, para devorar a los
pobres de la tierra y a los menesterosos de entre los hombres. La sanguijuela
tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡dame! Tres cosas hay que nunca están hartas,
y aun la cuarta nunca dice: ¡Basta!
Orando con la Palabra de Dios
Padre reconozco que la vanidad provoca tu enojo,
cuando me dejo llevar por el envanecimiento te abandono, te pongo a un lado y
sigo la corriente de este mundo, tu no oyes ni miras al soberbio, al petulante
que se vanagloria de lo que tiene, como si él sólo lo hubiera alcanzado, él
espera en vanidades ilusorias en vez de confiar en ti.
Envía tu mano desde lo alto; Redímeme, y sácame de
las muchas aguas, De la mano de los hombres extraños, Cuya boca habla vanidad,
Y cuya diestra es diestra de mentira. Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo; Con
salterio, con decacordio cantaré a ti.
Padre, los que son de Cristo Jesús han crucificado
la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Que tu Espíritu me de
vida, para andar solamente guiado por el Espíritu Santo. No permitas que mi
familia, mi iglesia y todas mis relaciones tengan esta debilidad no sea que la
vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros.
Padre dos cosas te pido, no me las niegues antes que
muera: Vanidad y mentira aparta de mí, y no me des pobreza ni riquezas, sino
susténtame con el pan necesario, no sea que, una vez saciado, te niegue y diga:
¿Quién es Jehová?, o que, siendo pobre, robe y blasfeme contra el nombre de mi
Dios.
Padre la generación de hoy maldice a su padre y a su
madre no bendice. Hoy la generación moderna se cree limpia en su propia
opinión, pero ellos mismos no se han limpiado de tanta vanidad. Hay muchachos
de ojos altivos y párpados altaneros. Hay jovencitas cuyos dientes son espadas
y sus muelas cuchillos, son como las hijas de la sanguijuela que dicen: ¡Dame!
¡Dame! nunca están hartas, nunca dicen: ¡Basta!
Renuncio a este pecado Padre, no le daré la
bienvenida a mi hogar, quiero ahora llenarte de alegría Señor, ayúdanos para
tener un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. Que no
hagamos nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad considerando a los
demás como superiores a nosotros mismos. Voy a velar no sólo por mis propios
intereses sino también por los intereses de los demás, así como tú hiciste por
mí, ayúdame Señor a darle ejemplo a mi familia de humildad, y total dependencia
a ti.
Todo esto te pido Señor en el Nombre de Jesús, Amén.
Con amor
Martha Bardales
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Más que todas las dádivas
Un pastor, hace varios años, contaba la siguiente
historia:
“Hace algún tiempo atravesé el atlántico. Antes de
marcharme le pregunté a mi única hija qué quería que le trajese de vuelta.
- Una muñeca de cada lugar que visites – contestó.
- ¡Oh! – dije para mí – esta niña sí sabe pedir.
Pues bien, al llegar a Irlanda, compré una muñeca
irlandesa, en Inglaterra, una muñeca inglesa y así en Francia y por todos los
lugares donde pasé. Las metí en los grandes baúles del equipaje, pero estos no
llegaron al mismo tiempo que yo.
En el momento de ver, abrazar y besar a mi hija, me
parecía ver que sus ojos me interrogaban dónde estaban las muñecas. Con
disgusto le dije que no las tenía allí, y al contarle que vendrían después se
llenaron sus ojos de lágrimas por un momento, pero luego se echó a mis brazos,
diciendo:
- Papá, prefiero tenerte a ti que tener a las
muñecas.
Me sentí entonces muy feliz; yo era para mi hija más
que todas las dádivas”.
Mucha gente se acerca a Dios para darle una lista de
peticiones, dice confiar en sus promesas y su bondad pero cuando las cosas no
suceden como ellos querían o no reciben lo que pidieron, se molestan con Dios y
deciden alejarse de Él.
Dios no está solamente para complacer nuestros
deseos, Él anhela que lo busquemos de todo corazón, que la relación que tengamos
con nuestro Padre sea más importante que cualquier cosa que Él pueda darnos.
Si bien es cierto que Él quiere que le presentemos
nuestras peticiones, nuestra relación no se debe fundar en ellas sino en aquel
de quien provienen todas las cosas, sólo con una relación plena con Dios
encontraremos el contentamiento que buscamos.
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos
con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”
Hebreos 13:5 (NTV)
Nuestro Padre, en su perfecto amor y sabiduría, nos
dará aquello que anhelamos y las cosas que necesitamos, pero lo hará en su
tiempo y de acuerdo a sus perfectos planes. Recuerda que lo más importante no
son las dádivas o regalos que podamos recibir de Dios, sino que podemos tener
una relación con Él ¡Confía en tu Padre!
Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ
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